domingo, 22 de febrero de 2015

¡No quiere compartir!

"¡Comparte!" Es como un mantra, que se escucha constantemente entre los padres que tienen infantes, en el parque, en los cumpleaños, entre hermanos. Es algo que nos obsesiona, que nos preocupa, estamos desesperados porque nuestrxs hijxs aprendan a compartir. Si compartir es importante! Si no comparten ¿que nos espera?  y ¡ni hablar lo que pensarán los otros si nuestrx hijx no comparte! ¡Que estamos criando unos verdaderos egoístas! … ¿te suena familiar?

La realidad es que no hay porque preocuparse, aunque te cueste creerlo es completamente normal que tu hijx no quiera compartir, y mas allá de eso, tu debieras respetar su decisión.
Nuestro fin es dar a conocer hasta qué punto podemos exigir o esperar que nuestros infantes presten sus cosas y sobre todo qué podemos hacer para no obligarles a prestar sus juguetes cuando simplemente no se le antoja.

Ahora estas pensando que con esto vas a “mal-criar” a tu hijx, que es necesario enseñarle, que aprenda desde ya, para que no sea un egoísta en el futuro.

Pues no es tan cierto! A ver… quiero aclarar que en Mamás al 100 creemos en fomentar el valor de compartir en lxs niñxs, en mostrarles gentilmente, con ejemplos, como hacerlo, pero en lo que no creemos es en obligarles a compartir cuando no quieren.

Si tienes un niño o niña menor de 4 años, biológicamente no tiene la completa capacidad de entender el concepto de compartir, por mas que lo obligues, por lo tanto, es muy probable que no quiera hacerlo. Es más, Es muy probable que luche fervientemente para no prestar ninguna de sus posesiones!

Por lo tanto, el compartir, al igual que caminar, que hablar, que dormir toda la noche, también se podría decir que es algo madurativo, algo que se logra cuando su cerebro es capaz de entenderlo. Pero como en muchas cosas de la crianza, la sociedad nos quiere imponer que tenemos que tener niños súper bondadosos y siempre dispuestos a compartirlo todo (como si los adultos incluso siempre quisiéramos hacerlo)

Si decides dejar de obligar a tu hijo a compartir, te aseguro que no se convertirá en un adulto auto-centrista y poco empático. Esto es porque nuestrxs hijxs, por naturaleza son bondadosos y sí saben compartir, verás como lo harán de buena gana eventualmente. Hoy por hoy, debido a su corta edad, no siempre lo hacen, tienen el concepto de propiedad bastante arraigado, y  “para muchos niños , sus objetos forman parte de su persona y despojarse de ellos por obligación les resulta muy duro”

Partamos citando un ejemplo ilustrativo, al respecto, que ¡me encanta!, aparece en el libro “Bésame mucho” de  nuestro pediatra favorito Carlos González:

Isabel no llega a dos añitos, juega en el parque con su cubo, su palita y su pelota, bajo la atenta y cariñosa mirada de mamá…. Se acerca un niño desconocido, mas o menos del mismo tamaño, se sienta al lado de Isabel y sin mediar palabra agarra la pelota. Isabel llevaba 10 minutos sin hacer ningún caso de la pelota, y en un principio sigue tranquila dando golpes en el suelo con su pala…
…Isabel advierte “E mía”… Isabel decide recuperar la plena posesión de su pelotita verde. El intruso no ofrece demasiada resistencia pero en un descuido logra hacerse con el cubo… Unas veces Isabel cederá de buen agrado, durante unos minutos… otras veces lo tolerará de mal agrado. Otras no lo tolerará en absoluto.
…Es muy posible también que ambas madres intervengan. Y aquí se produce un hecho que nunca deja de sorprenderme: en vez de defender como leona a su cría, cada madre se pone de parte del otro niño. “Venga Isabel, déjale la pala a este niño”. “Vamos Pedrito, devuélvele a esta niña su pala”…. “Déjelo, señora, que juegue , que juegue con la pala! Es que esta niña es una egoísta…” “¡Huy pues el mío es tremendo!”

Y sigue mas adelante: … “Es preciso poner las cosas en perspectiva. Imagine que es usted la que está sentada en un banco del parque escuchando música. A su lado, sobre el banco, su bolso sobre un periódico doblado. En esto se acerca un desconocido, se sienta a su lado y sin mediar palabra se pone a leer su periódico… coge su bolso, lo abre, examina su interior… ¿Sabría usted compartir?
… Se ve pasar a lo lejos un policía…. Ya está bien, déjale el bolso a este señor o me enfado. Usted perdone caballero, es que esta mujer todavía no sabe compartir…


Cuando leo lo anterior, que por lo demás me parece fantástico, se me vienen a mi mente tantas situaciones que vivo en la plaza de juegos a diario con mi hija. Camila en plena “aDOSlescencia” en la mayoría de los casos no quiere compartir. Específicamente Camila tiene un auto rojo, que le encanta, y no siempre se lo presta a otros niños.
Vamos a los juegos, y puede estar muy entretenida con otra cosa pero si algún pequeñín se acerca… corre a decirle “no, es mío, el auto es mío”.
A veces las madres avergonzadas se llevan a su hijo, a veces tengo que decirles con todas sus letras y amablemente “en este momento no tiene ganas de prestártelo” así… tal cual, y alguna vez recuerdo que una madre me miró con los ojos bien abiertos y le dijo a su hijo “vámonos, que su mamá no le enseña a esta niñita a compartir”.

Sin duda como padres nos sentimos un poco incómodos cuando no quieren prestar sus cosas, y también cuando ocurre lo contrario, cuando a nuestrxs pequeñx no les prestan nada. Personalmente, me he dado cuenta que estas situaciones se ven mucho peor desde nuestro punto de vista adulto.

Cuando innecesariamente intervenimos en estas pequeñas “luchas de poder” de lxs niñxs al insistir que compartan, podemos robarle experiencias de aprendizaje (si, a veces es mejor intervenir muy poco cuando algo así sucede). Lo mejor es distraer al niñx y decirle al ma/padre que no se moleste en darle el objeto, que es entendible que su hijx no quiera prestarlo. Acá la reacción es igual de sorpresa.

Al insistir tanto que lxs niñx compartan y no quieran, al punto de saturarlos, corremos el riesgo de que el bello acto de  "compartir" se torne en un concepto negativo.

 
¿Qué podemos hacer si nos enfrentamos a una situación donde nuestrx hijx no quiere compartir?


Elena Mayorga en la página Mente Libre y la especialista en infantes Magda Gerber dan muy buenos consejos. A continuación los resumimos:
 
·      Nunca forzar a que lo haga. Si le obligamos, no aprenderá a compartir por sí mismo y no madurará esa función del cerebro.

·      No te sientas mal, ni sientas vergüenza delante de las madres o padres de los otros niños, tú hijo ha tomado su decisión y tiene sus razones. Si quieres puedes decir algo como: “ahora quiere prestarlo porque lo está utilizando, cuando deje de hacerlo le volvemos a preguntar” (muchas veces cuando nuestros niños son más mayores, no les importa compartir sus cosas cuando ya no las están usando). También puedes comentar “le gusta mucho ese juguete y no desea prestarlo” o “tal vez otro día lo compartirá contigo, cuando se sienta preparado”.

·      ¿Qué edad tiene? ¿Está fisiológica y emocionalmente preparado para ello? Los niños muy pequeños no conciben la idea de compartir. Cuando ofrecen algo no lo hacen siguiendo las mismas razones que niños más mayores o los adultos, si prestan algo es porque lo sienten emocionalmente y desean darle al otro algo de sí mismos.

·      ¿Qué hacemos si dos hermanos se pelean por un mismo juguete? A veces al pequeño quiere el del grande, a veces, el mayor, desea jugar con los del menor y éste no quiere dejárselo. ¿Cómo afrontamos este conflicto? En primer lugar, nunca debemos forzar a ninguno de ellos a prestar sus juguetes. Busquemos alternativas para ambos. Tal vez hacer otra cosa con ellos, leerles un cuento, pintar, modelar, jugar con un balón (nos lo vamos lanzando y vamos aprendiendo a compartir).

·      ¿Y si no quiere compartir algo de toda la familia o un juguete que es de todos los hermanos? Si por ejemplo, tú hij@ ha cogido la botella de agua y no quiere que los demás bebamos, en esas circunstancias en las que se trata de un bien común (no es una botella sólo suya), le explicamos que el agua es de todo el mundo y que los demás necesitáis también beber. Podemos hacer que nos ayude a servir todos los vasos, podemos llenarla de nuevo juntos en el grifo, buscaremos estrategias para evitar el enfado y a la vez, le estaremos mostrando cómo compartimos.

·      Si hablamos de un juguete que es de todos los hijos y lo quiere mientras otro de los niños ya lo tiene, le diremos que ahora mismo no lo puede coger, que hay otro hermano jugando y buscaremos un sustituto, podemos ponernos a jugar con él, buscar otro juguete, pintar, etc.

·      Como dijimos, enseñar con el ejemplo un poco de generosidad: “estás sacando de mis galletas, toma acá hay unas para ti”. “Compartamos la sombrilla”

·      Cuando nuestros hijos muestren actos de generosidad reconozcámoslo: “Fue muy lindo verte compartir tus bloques con la otra niña”

·      Seamos pacientes, nuestros niños aprenderán a compartir con el tiempo. Actualmente puede que no esté preparado para hacerlo.
     
“Niños y adultos tenemos una forma de comprender y vivir la vida diferente, no podemos exigirles a los niños que se comporten como niños más mayores o como adultos, pero sí que les podemos mostrar un modelo sano y adecuado.” Elena Mayorga.

Dejemos que las cosas fluyan, sin presiones, el resultado será que tendremos niños muy empáticos y generosos. Dejemos que estos valores nazcan de los infantes por la paciencia y confianza que como padres vamos depositando en ellos.


 
Más información:
http://www.magdagerber.org

No te olvides de leer "Bésame mucho" del Dr. Carlos González, disponible online acá! https://onedrive.live.com/?cid=0D62C932E81970C8&id=D62C932E81970C8%21103

lunes, 16 de febrero de 2015

Los dos años no son terribles, sólo necesitas saber como tratar las rabietas.

Ser madre/padre no es fácil, se requiere de muchísima paz – ciencia y autocontrol, respeto, empatía y amor a montones.

Entre los 2 y 5-6 años todos los niños pasan por una etapa, necesaria y deseable, en que comienzan a afirmar su personalidad, como personas con ideas, deseos y decisiones propias. Han aprendido a decir “no” y se niegan a toda las actividades de la vida diaria, que antes no daban conflicto (comer, bañarse, vestirse, salir de paseo, etc. etc. y más etc.).

Hay cosas en las que puede haber negociación, pero otras que no y que no son posibles de evitar, como ponerse el cinturón del coche, abrigarse para salir a la calle cuando hace frio, etc. Otras veces se ponen a gritar y a llorar porque algo no está a su gusto o porque las cosas no salieron como esperaba (por ejemplo, cuando el otro día él quiso llamar a mi hermano por Skype y éste no le contestó).

Como no tienen el vocabulario ni las herramientas psicológicas ni sociales para hacérnoslas entender “adultamente” nos muestran sus deseos como pueden y reaccionan con las emociones a flor de piel, generando frecuentes rabietas ante las negativas o las imposibilidades de obtener lo que quieren, porque se frustran fácilmente.

Es así, y es normal. Si un niño no pasara jamás por esta etapa (por corta y bien manejada que esté) me sorprendería ya que es parte del desarrollo y necesaria para sentir que ellos son ellos, importantes y escuchados, para que adquieran seguridad en sí mismos como personas de deseos y derechos que son escuchados y atendidos, seguridad en sus padres quienes le han entregado su propia seguridad y quienes lo han hecho existir como personas independientes (a través de su actitud positiva), en su familia y el mundo.

Como todo esto comienza cerca de los dos años, se habla de “los terribles dos”, pero yo lo veo como una etapa linda… ¡nuestro hijo se independiza!.

Pero sí es verdad que es agotador porque hay que ser hacer gala de nuestras mejores herramientas comunicativas infantiles y tener mucha paz-ciencia, mucha, muchísima y más. Pero es así y es nuestro deber como padres encauzar positivamente el desarrollo de nuestros niños hacia un final feliz.

Sin embargo, muchas veces, nos encontramos sin herramientas para gestionar estas situaciones y nos preguntamos si estamos criando un niño sin límites que no me sabrá respetar. Nos cuesta entender lo que sucede y por qué, de pronto, nuestro hijo se empeña en negarse a todo. Y perdemos los nervios y luego nos sentimos culpables.

Si sabemos y entendemos qué se da una rabieta y cómo tratarla nos será menos dura esta etapa y podremos llevarla en armonía.

Doy fe que da resultado y que hay que ser muy paciente. Más aún con el torbellino de cachorro que tengo que comenzó sus berrinches a los 13 meses. Ahora, con casi 2 años, sé exactamente cuándo va a venir una rabieta, si no hemos podido evitarla, pero lo más común es que no dure mucho porque ya sabemos cómo tratarlo.

“Las rabietas son una expresión de que son niños sanos psicológicamente y que están teniendo un desarrollo normal. Si las vemos así seguro que nos será más fácil no desorientarnos ni perder los nervios”

“Las emociones no son buenas ni malas, son, simplemente. Hay emociones que no son agradables: rabia, pena, frustración, ira, miedo, agotamiento. No debemos juzgar, ya que ellos tienen derecho a sentir y a expresar. Reprimir la emoción para no ser rechazados por nuestros padres puede provocar que el niño se sienta desvalido, incomprendido o piense que es malo”


http://www.bebesymas.com/desarrollo/cuatro-claves-fundamentales-sobre-las-rabietas

Aunque te sientas tentado a ignorar su berrinches para que no se repita o para no reforzar una conducta que no quieres que ocurra, te proponemos que no lo hagas y que le des cabida a tu hij@ también con sus berrinches , ignorarlos no funciona como podrás leer aquí:






De lo anterior verás la importancia de tratar las rabietas de manera respetuosa, sin ignorarlas, juzgarlas ni reprimirlas, sino conteniendo y educando.

Aunque aquí te ofrecemos información y algunas ideas para tratar las pataletas de tu hij@ y no morir en el intento, te recomendamos leer el libro de Rosa Jové “Ni rabietas ni conflictos” que puedes descargar aquí.

https://onedrive.live.com/?gologin=1&mkt=es-ES#cid=0D62C932E81970C8&id=D62C932E81970C8%21103

 
Para tratar las rabietas, lo mejor es evitarlas, por lo que sería bueno hacerse el hábito de evaluar si lo que nos pide el niño es realmente prohibitivo en ese momento y lugar y dejarle hacer todo lo que se pueda, empezando por no negárselo (para no contradecirnos después) ¿para qué, si se puede?

A veces los adultos nos dejamos llevar por ideas, costumbres o rutinas que realmente al niño no le aportan nada; que se coman todo lo que les servimos (¿por qué si no tiene hambre o ese día prefiere otra cosa? ¿acaso a ti no te pasa?) o esperamos que estén tranquilos en una larga y aburrida comida familiar (por qué no le dejas que se vaya a jugar? Y te vas tú con él/ella así tienes “excusa” para saltarte la aburrida sobremesa?)

También es necesario evitar tentaciones; evita dejar cerca de su vista (y de sus manos) objetos que le vas a prohibir tomar, y que sabes que va a querer, o evita pasar por el pasillo de los juguetes en el supermercado si sabes que se va a entretener o va a querer que le compres alguno y no tienes ni tiempo ni dinero para darle en el gusto.

Cuando no es posible ceder por algún motivo, ya que está en juego su seguridad o la de los otros, por ejemplo, y ves que el conflicto será inevitable, ponte a su altura (mirándolo a los ojos), con 2 ó 3 frases cortas y concisas hazle ver por qué no es posible lo que pide en ese momento (o nunca, según el caso) siempre en calma y desde el amor.

Usa el método de los tres pasos:

A) Empatiza, ponte en su lugar y dile que entiendes que él/ella quiera eso por tal o tal motivo, lo sabes y lo entiendes.

B) Educa, explicarle el por qué, ya hemos dicho corto y conciso.

C) Ofrece alternativas interesantes para él/ella donde no entre en juego el motivo del conflicto pero que esté relacionado.


Si aun así no hay acuerdo y hay berrinche. Pues deja que se exprese a voluntad, evitando que se haga daño y ofreciéndole contención con tu cuerpo (besos y abrazos) si es que lo acepta, si no mantén una distancia prudente. Hazle saber que estarás a su lado hasta que este menos triste, frustrado, enojado etc. (ponle nombre a sus sentimientos). Nunca le hables mal ni lo etiquetes.





Cuando realmente esté calmado, unas horas después, puedes volver al paso B) de la educación y hablar sobre el asunto. Puede que necesites repetir las mismas frases mil veces por día, y si es necesario así será, porque así es la cosa.

Evitar perder la paciencia, nunca jamás llegar a maltratarles ni gritarles ni amenazarles ni ridiculizarles ni sobornarles ni menos golpearles, nada de eso servirá para un desarrollo emocional y de autoestima positiva.

Si te sientes sobrepasado en un momento, lo mejor es hacer time out, pero no para el niño sino para ti. Asegúrate que el niño está bien resguardado y le dejas gritar y patalear y vuelves cuando te hayas calmado tú. Actuar bajo tensión o enrabiado nunca será lo adecuado.

La idea de este tipo abordaje es hacer ver a tu hij@ que comprendes y aceptas sus emociones.

“Eso no significa que aceptamos la acción, sino que sabemos que hasta que la emoción no esté resuelta no vamos a poder trabajar en la acción (si fuera necesario). Es importante saber que todas las emociones son aceptadas, enojo, tristeza, frustración, decepción, etc. Después de todo son emociones normales que todos sentimos a cualquier edad.

Atenderemos a las emociones antes que a nada porque sabemos que cuando nuestro hijo está sumergido en un mar de sentimientos es incapaz de escuchar nuestras razones acerca de su conducta, no puede, su cerebrito está inundado de cortisol y adrenalina. Ahí entramos nosotros, a ayudarle a manejar esas emociones primero.

Recordemos que el problema no es la emoción (el enojo), es el no saber qué hacer con esos sentimientos lo que nos lleva a actuar de formas inapropiadas.

Los niños aprenden a autorregularse (o sea volver a la calma luego del enojo) cuando han aprendido que no es malo enojarse, que no es malo ponerse triste, que a todos nos pasa y que mamá y papá siempre los aman. Es mediante esta contención que van creando sinapsis nuevas que más adelante les ayudarán con el autocontrol (crean caminos neuronales que se activarán por sí mismos). Es a través del amor incondicional y la guía, que aprenden a manejar sus emociones para luego ir expresándolas de formas apropiadas”


http://www.crianzaconapego.co.cr/index.php/disciplina-con-empatia/331-time-in


Y no olvides nunca que todo abordaje debe ser desde el amor y la empatía, poniéndote en su lugar, entendiendo sus deseos y motivaciones y tratándolo como te gustaría que te trataran a tí.





Sí, suena fácil y lo es, si lo empiezas a aplicar te sorprenderá como luego te saldrá sin pensarlo. Y no, no con todo esto no vas a terminar con los berrinches, pero vas a evitar unos cuántos y vas a acortar otros muchos, y sentirás que tienes herramientas para tratar con tu hijos, te sentirás menos desbordad@ y más content@.


Por último “Queremos compartir con vosotros este interesante vídeo realizado por ‘Crece Contigo’ y el gobierno de Chile. Podemos ver de forma muy gráfica y sencilla cómo gestionar una rabieta para que se convierta en una oportunidad de aprendizaje y desarrollo de la inteligencia emocional de los niños.”




domingo, 1 de febrero de 2015

Tetitas lecheras: Amamantando más allá de 1 año


Una mamá sentada en el parque, observa a su hija que juega por todos lados, se llena de  tierra, se embarra, se tira por el tobogán, juega con otro niño, salta, se come una galleta, juega a que vende helados de arena, toma un poco de agua, mira de reojo a su mamá, ella le regala una sonrisa, la niña corre velozmente donde esta sentada su madre, se sienta en sus piernas, la mira con una sonrisa picarezca, la madre sabe a lo que va, ya sabe lo que quiere… la pequeña intenta desesperadamente sacarle los botones de la blusa, pero aún no puede, la madre le dice “tranquila, ya voy” la niña se ve ansiosa, feliz! La mira… se prende frenéticamente, toma su tetita, se miran a los ojos.

Esta es una experiencia recurrente que vivo cuando voy con mi hija a los juegos. Mañana cumple 2 años y con eso se cumplen 2 años de amamantarla. Siento que ha sido corto, que no ha sido fácil pero muy lleno de experiencias y aprendizajes.
A esta escena aveces se le suman personas que me miran y abren los ojos de par en par, se descolocan. Mi hija Camila (y Damián por igual) corren, comen de todo, tienen casi todos sus dientes, saltan, hablan y son pequeños seres humanos a escala que entienden todo. En nuestra sociedad donde el amamantar tiene fecha de caducidad ver a niños tan grandes tomando tetita no siempre es visto con naturalidad.

Camila 24 meses de lactancia
Tengo que confesar algo, yo no lo planee así. Nunca en la vida pensé que llegaría tan lejos con el amamantamiento. Mas de una vez, desesperada le pedí a mi pediatra que me recomendara fórmula. Él muy tranquilo me decía “está bien de peso, no la necesita” y yo solo pensaba “se nota que este viejo nunca ha amamantado”… hoy se lo agradezco.

Otra confesión (esta entrada resulta llena de confesiones):  al inicio de la lactancia con Cami las únicas cosas que recuerdo son dolor de espalda y pezones, ardor, sueño, más sueño, angustia, frustración, desesperación… puede ser como uno afronta las cosas, pero para mi fue difícil, y se lo hice muy difícil a mi pareja.


Entonces… como es que si fue tan duro, voy por 24 meses amamantando? La respuesta es fácil: la cosa mejora. Y no sólo mejora, empiezas a darte cuenta lo útil que es amamantar! Salir de paseo era, tomar unos pañales, ropa extra y listo! Nada de biberones, ni que el agua, ni la leche en polvo.
Pero sobre todo, que empecé a darme cuenta que Camila adora su tetita, y yo empecé a disfrutarlo, y a ver ese vínculo, ese sentimiento y ese torrente de amor aumentado por la oxitocina que se te viene encima al amamantar a tu hijo.

Empecé a informarme, a pensar con la cabeza fría (o con el corazón) y me di cuenta que la lactancia prolongada o lactancia a término, tiene incontables beneficios. Como tema de lactancia,  hay muchos mitos alrededor, las preguntas como… “¿Todavía te sale leche?”, “Ya no lo alimenta”, “Se te van a caer las tetas”, “seguro que te muerde”, “te usa de chupete”, “ya esta bien grande para que sigas”, “ya no necesita tu leche”, y hasta "no entiendo como tu marido lo tolera” son constantes.

 Definitivamente el mundo necesita conocer la sorprendente verdad de la lactancia prolongada (como dice una de mis blogueras favoritas Pilar Martinez):


Según la OMS los niños amamantados a término tienden a tener menor presión arterial y colesterol, mayor rendimiento en pruebas de inteligencia, menos obesidad y menor probabilidad de sufrir diabetes tipo 2 ,


- La leche materna no pierde sus nutrientes en lo absoluto, al contrario, la leche mas alla de 1 o 2 años está mas rica en grasas y energías que al inicio

- El sistema inmunitario de un niño está completo hasta los 7 años, por tanto, tomar leche materna es mucho mas beneficioso que cualquie otro alimento, debido a su alto porcentaje en anticuerpos y células madres.

- Amamatar un niño mas alla de 1 año influye en su desarrollo cognitivo: entre más leche materna toma mejor son sus resultads en pruebas de inteligencia como en el desarrollo psicomotor.

- De acuerdo a la Dra. Ibone Olza (Psiquiatra infanto-juvenil española)  la oxcitocina liberada durante la lactancia prolongada e ingerida por el niño, perdura en el tiempo, lo cual permitirá que tenga mejores relaciones y apego con sus propios hijos en su edad adulta (increíble!!)


-   La lactancia prolongada facilita una mejor comprensión del lenguaje y visión espacial. “En este sentido, los niños alimentados con leche materna durante más tiempo presentan mayor facilidad en funciones ejecutivas, planificación, inteligencia social y emocional y con el lenguaje e incrementa su interés por las relaciones sociales”

- Nuevos estudios relacionan amamantar prolongadamente con una disminución del cáncer de mama, de ovarios y menores riesgos de sufrir osteoporosis

- Amamantar un niño de 1 año o más ayuda a disminuir el tiempo que puede durar una rabieta, a consolarlo si se cae, ayudarlo a pasar un momento de transición o cambio, ayudarle a dormir mejor, ayudarle a que no se deshidrate y se alimente cuando no quiere comer porque tiene fiebres, diarreas y otras enfermedades, ayudarle a sentirse mejor con la salida de los dientes, ayudarle a sentirse mejor cuando algo no anda bien.

No son pocos los beneficios, y bastante increíbles… si te has decidido continuar con la lactancia todo el tiempo posible (por supuesto hasta que uno de los 2 decida parar) te vas a ver enfrentada a muchas situaciones y comentarios incómodos, de gente cercana y de profesionales de la salud.

Damián, 23 meses de lactancia
Ahora bien, tengo que revelarte algo (otra confesión):  aveces las madres creemos que entre más crecen van a amamantar menos (en algunos niños sí es así), pero según mi evidencia empírica con algunas madres que conozco que amamantan niños más allá de 1 año, la profecía no se cumple. Tu pequeño que camina, corre y es un infante hecho y derecho, te pedirá mil veces al día si es posible, recordarás los tiempos cuando lo amamantabas cada 2 o 3 horas. Verás como se puede haber devorado un plato enorme de su comida favorita y siempre te pedirá tetita, por tanto, no siempre es hambre,  verás que te pidió hace 15 minutos y solamente dio un sorbo, pero vuelve por más a los pocos minutos, que está aburrido y pide teta, que algo lo asustó o se golpeó y pide teta, que quiere amamantar a sus juguetes, que quiere de repente solo ponerse el pezón en la boca o sentir su olor, que quiere tomar tetita y comerse una galleta al mismo tiempo, que te gritará por su teta (o como sea que le diga) en el supermercado, el parque, la playa, donde sea que estés!… Amamantar un infante es toda una aventura, y como ya hemos hablado muchas veces, la teta no es solo alimento sino seguridad y confort… un infante necesita muchísimo de esto, muchas veces al día, asi que todo lo anterior es muy normal.

Mucha gente me pregunta ¿Cuándo la vas a destetar? La verdad, que no lo sé, aún no siento la urgencia de hacerlo y a Cami la veo lejos de querer dejar su “chichita”… los 2 años es una etapa donde están reafirmando mucho su ser, sus emociones, sus gustos, esto a veces les genera frustraciones porque a veces lo que “tenemos” que hacer no va de la mano con lo que  “quieren” en el momento… entonces, se genera mucho llanto y muchas pataletas. He leído que ante tanto cambio en un niño, destetar a esta edad no viene siendo lo más recomendable. En todo caso, si estás amamantando a un niño grande y has decidido parar por cualquier razón, infórmate acerca  del destete respetuoso -del cual ni Mirra ni yo tenemos experiencia aún-, sin embargo mas abajo te dejamos información.

Destete respetuoso (Chile Crece Contigo)
El destete (Albalactancia)
Destete respetuoso (no ofrecer, ni negar)

Finalmente si lo que has decidido es seguir, sin importar la edad que tenga o vaya tener tu pequeño, enhorabuena! Lee mucho y mantente firme con tu decisión. Un par de madres con infantes amamantados sin fecha próxima de caducidad, te hacemos la promesa que será  algo de lo que nunca te arrepentirás.