lunes, 31 de agosto de 2015

Mi ser hija …. Mi ser madre.


Sincronicidad, “Una coincidencia temporal de dos o más sucesos relacionados entre sí de una manera no causal, cuyo contenido significativo sea igual o similar». C.G.Jung

Curioso, sincrónico (o no), empiezo este post con esta definición de sincronicidad porque es lo que acabo de sentir en este momento, cuando estaba pensando en escribir sobre mi ser hija y mi ser madre y me encuentro con este post, por ahí navegando en mis páginas sociales…


Cuando yo era bien pequeña, creo que mi principal rol, aparte de ser niña y estudiante, era ser hija. Y como hija nunca me cuestionaba nada sobre cómo era mi ser hija, era como era y punto.

Una vez pre adolescente empezaron todos mis cuestionamientos y comparaciones, veía otras familias que parecían más funcionales que la mía o más preocupadas y atentas de sus hijos (otras que no también), otros tipos de ser hija y te interrogas, cuestionas, envidias,  deseas y reniegas.

En fin, que mi ser hija no ha sido un camino de rosas y tampoco de espinas. Pero ha habido muchos hitos y experiencias negativas con mis padres, y lamentablemente más con mi madre, que han dejado marca en mí.

He crecido como mujer pensando que la niña herida había ido sanando con el tiempo, que había podido sacar fuerzas de la vida y las experiencias positivas para hacerme grande y fuerte y así he vivido hasta no hace mucho, creyendo que la niña herida se había convertido en una mujer empoderada y fuerte.

Y llegó mi ser madre. Una experiencia al límite en todos los aspectos; del amor, del cansancio, del estrés, de la angustia, del orgullo y de la felicidad.

En un afán por querer criar a mi hijo de manera diferente, siempre desde el respeto y el amor, viéndolo y aceptándolo tal como es, es que comencé a darme cuenta de que mi niña herida se había convertido en una mujer grande y fuerte, es verdad, pero que en su ser niña seguía herida, seguía triste y esperando un cambio, esperando que los adultos de su entorno le demostraran su amor incondicional.

El problema es que ahora el adulto soy yo y no tengo derecho a hacer pataletas, no se espera que un adulto las haga, pero mi niña herida y aún viviente no sabe eso. Aunque creo que me cuido de ser una madre como quiero ser y que mi niña herida no ha hecho ninguna pataleta a mi hijo, sí las ha hecho a mi madre.

En un profundo estar conmigo misma, he vuelto a nadar en las aguas turbulentas de mi infancia y veo tan claramente los episodios que me han marcado, donde mis padres no actuaron de la manera que yo esperaba (sin saber en aquella época qué es lo que esperaba, pero que adulto ahora sí puedo reconocer) y veo maneras de relacionarse conmigo, de quererme, de verme que no eran lo que yo necesitaba. Pero yo siendo niña no tenía las palabras ni las emociones adecuadas para explicarme y hacerme ver y oír. Pero mis maneras de pedir ayuda y reconocimiento parece no fueron siempre suficientes para mis adultos y el dolor no pasaron sin dejar  huella, no cedió, se quedó, se cristalizó y se durmió. Ahora, con mi ser madre y mi deseo de no querer ser y  de ser de otra manera, lo ha despertado.

Lo peor, es que me he dado cuenta de que no “me había curado” de esos malos momentos y que no había perdonado, sólo los había aparcado. He reconocido, que no le he perdonado a mi madre no haber estado siempre cuando la necesitaba y en las condiciones que la necesitaba. No le perdono haberme adultificado o no haberse dado cuenta que yo era una niña y no me podía hacer cargo de sus propias sombras. No le perdono haberme dejado a mi suerte en muchos temas. No le perdono no haberse dado cuenta de cuánto la necesitaba. Y ese no perdón debe ser la causa de nuestra eterna mala relación.

Espero que mi hijo no tenga nunca nada que no perdonarme, porque es muy triste no ser capaz de perdonar. Tengo claro que es algo que yo debo trabajar para mí, principalmente, y pare él. Porque él se merece una madre sana emocionalmente y feliz, sin sombras.



 

viernes, 7 de agosto de 2015

Tetitas lecheras. Cuando toca trabajar.


“Hasta los tres años los niños necesitan a mamá por montones y mientras más segura es la relación que sienten con la madre, más conductas de protesta presentan cuando ella se va y más conductas de compensación cuando ella vuelve (quieren pasar todo el rato encima de ella), lo que algunas personas malinterpretan diciendo que el niño está mimado, enmadrado, malcriado, etc. No, este niño está creciendo sanamente.”

Así comentábamos en un post posterior, y hemos decidido empezar por ello, ya que creemos firmemente que lo mejor para un bebé es no separarse muchas horas de su madre hasta esa edad, porque no está psicológicamente preparado para soportar largas horas de separación de su cuidador principal, hasta obtener un apego seguro y haber pasado exitosamente por las etapas de “angustia de separación” (proceso psicológico que se da a partir de que los niños empiezan a gatear, en momentos en el que el bebé o niño ve peligrar la relación con la figura de apego, lo que puede provocarle inseguridades, ya que se da cuenta que mamá puede ir y no volver).

Pero como la realidad es otra y no muchas madres pueden quedarse en casa tanto tiempo, sea por razones económicas o por la responsabilidad que les exige su trabajo. Además que en la mayoría de los países el permiso maternal es extremadamente corto, tres, seis meses.

http://www.elmundo.es/elmundo/2012/09/28/baleares/1348843081.html

Ocurre entonces que, la mayoría, que entramos a trabajar “antes de tiempo” y que se nos hace difícil mantener la lactancia materna. Algunas optan por terminarla, pero no es necesario si no lo quieres así.

Para ello, lo mejor sería, hacerte un banco de leche materna congelada que alcance al menos para el tiempo en que  el niño se alimente exclusivamente de leche y, cuando comience la alimentación complementaria, aprovecharla  para las horas en que tú no estás, volviendo a la “barra libre” de tetita el tiempo que están juntos, lo que también les servirá a ambos para “sanar” el tiempo de separación.


Técnicas para extraer y congelar leche puedes encontrar aquí.
http://www.crececontigo.gob.cl/2009/desarrollo-infantil/extraccion-de-leche/


Vivo en España donde el permiso de maternidad son alrededor de 4 meses y medio. Al incorporarte tienes un permiso de lactancia diario de una hora, durante 6 meses, por lo que si lo juntas con tu permiso de maternidad se traduce en 15 días más, opción por la que opta la mayoría, porque habría que vivir al lado del trabajo para poder alcanzar a ir a ella, dar de mamar y volver…

Juntando los permisos y las vacaciones volví a trabajar cuando mi hijo iba a cumplir los 6 meses. Afortunadamente tuvimos la posibilidad de reducir mi jornada laboral a la mitad, separándonos  solamente 5 horas diarias.

En aquella época mi hijo tuvo que asistir a la guardería y allí le daban mi leche que yo venía almacenando desde sus tres meses. Como no aceptaba el biberón se la daban con cuchara espesada con un poco de cereales.

Sacarse leche al principio no es fácil, y es mejor comenzar a hacerlo desde el quinto mes, cuando la lactancia ya está establecida y tu confianza en ti misma y tus pechos también. Debes tener en cuenta que lo que el sacaleches logra extraer es apenas una parte de lo que tu hijo obtiene con su perfecta sabiduría y técnica chupeteadora. Así es que si al principio no sacas nada o muy poquito, no te estreses, es normal, poco a poco irá saliendo más. Si te pones muy nerviosa no lo lograrás y corres el riesgo de caer la tentación del biberón con fórmula, creyendo que come muy poco.


Así estuvimos hasta pasado los 6 meses cuando empezó a comer, en casa con el método BLW y en la guarde comía purés, así que le enviaba menos leche porque se la seguían dando con cereales “de postre”.

Así estábamos,  enviándole leche a la guardería y yo extrayéndome en el trabajo, en mis minutos de descanso y encerrada en el baño, no había lugar mejor. Como no era nada cómodo, la leche que extraía era muy poca, yo no me sentía relajada. Así que esto duró sólo 3 meses y el banco de leche nos duró hasta sus 9 o 10. Pero a esa edad ya comía frutas y yogurt con lo cual su postre de leche de mami no era tan necesario. Al llegar a casa tenía barra libre de tetita.
En la actualidad, con casi dos años y medio, yo aumenté mi jornada a 6 horas para ganar algo más pero también aprovechar de él, nos pasamos 7 horas separados. Él hace un año que no va a la guarde porque mi mamá lo cuida. Y seguimos lactando porque a los dos nos gusta (en algunas ocasiones a él más que a mí, quiero ser sincera)
Durante el día la tetita del reencuentro es mi preferida, cuando llego del trabajo y él despierta de su siesta, así nos rencontramos, nos olemos, nos miramos y nos acariciamos. Y su tetita predilecta yo diría que es la de dormir. Durante la noche, según sea, mama entre 2 y tropecientas veces.




Pero volvamos al punto de inicio de este post, trabajar y lactar, incluso con lactancia prolongada, sí se puede. Es trabajoso, pero con buena información, asesoría, organización, amor y voluntad se puede.

Lo mejor, para que las madres lactantes no tuviésemos  que preguntarnos cómo lo vamos a hacer cuando volvamos a trabajar, sería que los estados reconocieran la importancia de los primeros meses – años de vida para criar ciudadanos sanos y seguros y alargaran los permisos maternales al menos hasta los 12 meses. Pero hasta que eso ocurra…

domingo, 2 de agosto de 2015

Tetitas lecheras: Agitación del amamantamiento

Escuché este término hace varios meses atrás cuando en otra tribu virtual leía a una madre embarazada por segunda vez desesperada por sentimientos de rechazo a su hijo cuando lo amamantaba. En ese momento, Camila mi hija tenía unos 11 meses aproximadamente y no pude entender con certeza como una madre podía sentir esas cosas al dar tetita a su bebé... después de todo es algo maravilloso.

Juzgué soberbiamente a esa madre sin entender realmente lo que ocurre en esos momentos. En mi defensa, me sentía súper poderosa al estar a punto de cumplir 12 meses de lactancia… al ver el camino recorrido y pensar que lo había logrado me llenaba de mucha satisfacción.

Actualmente  llevo amamantando a Cami por 30 meses, me he informado muchísimo del tema, creo fielmente que le he dado lo mejor a mi hija, me siento orgullosa de mi y de hasta donde hemos llegado, me he sentido feliz y plena con esto y hasta he tratado de ayudar a otras madres a confiar en su instinto y a seguir adelante con la lactancia…. Puedo decir, a pesar de todo esto, que ninguna madre aunque tenga mucha experiencia, está exenta de sufrir agitación del amamantamiento.

Mi peque estuvo muy enferma un par de semanas, típico en el invierno llegó un virus súper fuerte al jardín y le dio bronquitis. Simplemente no quería comer nada, pero cuando digo nada, de verdad es nada! Solamente teta…
Sentí que regresaba un par de años atrás y volvía a tener un recién nacido que reclamaba por teta día y noche, incluso si le sacaba la teta de la boca dormida gritaba…. Fueron días muy muy agotadores.

Había noches cuando la demanda era tanta que me quedaba insomne… llorando, con ella pegada en mi teta y con una irritabilidad tremenda… Es una sensación física que hace fluir sentimientos que no sé muy bien como describir sin que suene feo: sentía rechazo de amamantarla, irritabilidad, enojo, ganas de gritar, quería arrancarle mis pechos y guardármelos para que no me pidiera más aunque llorara, quería salir corriendo y no verla en unos días! No era dolor, y solo ocurría cuando la amamantaba. Así de terrible… luché mucho y me contuve creo que solamente porque lograba darme cuenta de alguna forma que su demanda excesiva y agobiante era producto de que estaba enferma.

“Es casi imposible describir lo que se siente; es como si pudieras convertir el sonido de clavos contra un pizarrón, en una sensación física. Algunas veces la agitación me producía ganas de gritar a todo lo que dan mis pulmones, y al mismo tiempo dar de vueltas en un círculo muy pequeño una y otra vez”. ---Lisa, California

“Lo mejor que puedo hacer es decir que sentía como si tuviera insectos recorriendo todo mi cuerpo, y no me los pudiera sacudir. Comenzaba difícil y molesto, y pronto se hacía intolerable. La gente me preguntaba, “Duele mucho?” , y yo pensaba, “ojalá” El dolor lo hubiera podido manejar. Esto iba mucho mas allá que el dolor, esto era rarísimo, muy extraño” ---Bárbara, Minesota

"Comencé a sentir agitación del amamantamiento cuando mi niño ya pasó de los dos años. Sólo me viene cuando estoy muy cansada y de noche, aunque no en todas las tomas nocturnas. Son ganas casi incontrolables de que me suelte a como dé lugar y que me deje las tetitas en paz. Simplemente lo aparto con cuidado, a veces resulta otras no y cuando se vuelve a agarrar es cuando lo empiezo a pasar mal, no quiero que siga chupando. No he llegado a sentir culpa, porque había leído sobre el tema y estaba "preparada" pos si llegaba. Es muy desagradable el sentimeinto, pero trato de relajarme, respirar profundo y pensar en otra cosa. Para conectarme con él lo acaricio y me lo quedo mirando, generalmente eso me calma"--- Mirra , Chile

Para una madre, cualquier madre relativamente normal, estos sentimientos están acompañados de mucha culpa, de una gran rabia con uno mismo, me caía mal porque por un lado, tengo a una hija enferma que me necesita, que su único consuelo es la tetita y por el otro no quiero darle más… ¿Qué madre va querer alejarse de su hija cuando más la necesita? Era la pregunta que me repetía una y mil veces… me sentía muy muy agobiada y confundida con esta situación.

 
Las primeras veces que me pasó no lo asocié con la “agitación del amamantamiento” y quiero aclarar que no me ocurría en todas las tomas. Normalmente era por las noches o cuando estaba sumamente sobrepasada por el cansancio. Afortunadamente durante la semana en los momentos que me sentía agobiada cuando Cami tomaba pecho recordé este concepto gracias a Mirra. No me liberó de la culpa, pero al menos le puse un nombre a este remolino de sentimientos extraños, a esta irritación que sentía cuando mi niña mamaba.

“La agitación del amamantamiento no es divertida, y el embarazo parece ser la etapa especifica para que se dé la agitación del amamantamiento (afectando a mas de una tercera parte de las mujeres que amamantan durante el embarazo). Algunas mujeres embarazadas pueden decir con exactitud cual semana sintieron por primera vez la agitación, y a pesar de que varia mucho de madre a madre, parece ser que a mediados del embarazo es cuando se inicia en la mayoría de las personas.

Para muchas mujeres la agitación disminuye al final del embarazo, mientras que para otras este parece ser el periodo en que es mas intensa.
 
De cualquier manera, la agitación puede sucederle también a cualquier mamá que amamanta a un niño mayorcito inclusive sin que exista un nuevo embarazo. Cuando se amamanta embarazada, la agitación parece ser motivada exclusivamente por la succión del niño mayorcito, o puede suceder solamente cuando los dos niños amamantan simultáneamente las mamás que se embarazan mientras están amamantando a dos hermanos no gemelos parece ser que son a las que les sucede con mas facilidad. En muchos casos la agitación puede no tener nada que ver, o muy poco con el embarazo o el amamantamiento de hermanos no gemelosAdventures in Tandem Nursing: Breastfeeding during Pregnancy and Beyond, (Las Aventuras del Doble Amamantamiento)

Comprendí algo importante que desconocía: la agitación puede llegarle a cualquier madre que amamanta un niño mayor, aunque no esté embarazada o aunque no esté dando a dos hijos al mismo tiempo. Siempre había asociado que esta reacción podía ocurrir cuando pasa alguno de esos dos fenómenos y nada más.

Es importante recalcar que la agitación no le ocurre a todas las mujeres, y a las que les pasa no les sucede con la misma intensidad. En mi caso particular puedo decir que así como llego se fue… en cuanto Cami volvió a su demanda normal no lo volví a sentir mas… aunque debo reconocer que estoy llegando a un punto en el que deseo destetar y quiero evitar estos sentimientos (pero sobre eso les contaré mas adelante).

Biológicamente ¿de dónde proviene esta agitación del amamantamiento? Leyendo también en la página de La Liga de La Leche Internacional, indica que la agitación del amamantamiento puede venir de nuestras raíces como mamíferos. La agresión maternal no es poco común en el mundo animal durante el tiempo de destete, y es posible que el embarazo hace que nuestros cuerpos piensen que es tiempo de destetar.

"El sentimiento que tenía mientras lactaba embarazada solo se puede describir como “primario” --- era tan instintivo huir de la lactancia que casi no me podía controlar. Sentía una urgencia muy fuerte de levantarla, aventarla y salir corriendo lejos de ella. De ninguna manera estaba preparada para ello y me sentía como la peor madre del planeta. Después de mi experiencia, he hecho una encuesta informal ente mis colíderes y otras mamas de LLL que amamantaron durante el embarazo, y la mayoría experimentaron emociones negativas muy poderosas al amamantar estando embarazadas. ---Kelly, Georgia

 Finalmente, lo más importante es saber que es algo que puede pasar ya sea estas embarazada, amamantando a un niño mayor o a dos al mismo tiempo. Reconociendo que es algo que te puede ocurrir y dentro de todo que es natural, te dará un poco mas de tranquilidad. Esto no significa que eres la peor madre del planeta ni cambia la relación con tu hijo o el concepto e importancia que tiene para ti la lactancia. La agitación como llega se va y no necesariamente pasa en todas las tomas ni necesariamente va a pasarte a ti.

Lo que si esta claro es que esto tiende a ocurrir cuando estamos cansadas, sobrepasadas y/o agobiadas. Es importante alimentarse bien, descansar todo lo que sea posible y estar un rato a solas. Dar un paseo, hacer ejercicio unos minutos, desconectarse de alguna manera puede venir bien.






 Encontraras mas ideas practicas para manejar la agitación del amamantamiento en Adventures in Tandem Nursing, por Hilary Flower o en La Leche League Internacional