lunes, 14 de diciembre de 2015

Me quedé en casa... por opción

Hace un tiempo vengo pensando escribir acerca de mi experiencia como madre que decidió (por opción) quedarse en casa.
Y es que la verdad hay muchos mitos en torno a las madres que no tienen trabajos con salarios remunerados – porque quedarse cuidando a los hijos es un trabajo realmente-, lo único que no recibes un cheque mensual (en general).


Antes que nada, quiero aclarar, que este post si bien va dedicado a las mujeres que hemos hecho una pausa en nuestras vidas laborales para cuidar de nuestros niños, en ningún momento va en desmedro de las madres que trabajan. Estoy completamente clara y no me cabe duda que muchas desearían hacerlo pero simplemente no pueden. Se que las razones para seguir trabajando son muchas: es necesario para pagar las cuentas, seguir creciendo profesionalmente y no “quedarte atrás” o porque simplemente disfrutas de trabajar. Estoy clara que vivimos insertos en un sistema donde la prioridad no son los niños, hablemos lo que es, la prioridad es que produzcamos para poder acceder a todo lo que no se nos provee por derecho y las mujeres debemos dejar a nuestros hijos y salir al mundo laboral para “aportar” como se debe al hogar.


¿Será que así las ve el mundo?


Luego de mi pequeño desahogo socialista, vamos al grano: necesito iluminar al mundo: las mujeres que nos quedamos en casa cuidando a nuestros hijos no somos unas holgazanas.

Así de simple… me gustaría partir compartiendo mi experiencia personal: Al volver de Francia, donde nació mi hija la verdad que inesperadamente, me encontraba en una ciudad básicamente nueva para mi, sin tribu, sin familia, sin ayuda.
En este punto de nuestras vidas, nadie generaba ni un peso para sostenernos, en nuestro pequeño hogar de 3, nadie era económicamente productivo. Fueron meses un poco angustiantes, pero por suerte al poco tiempo el macho alfa salió al mundo laboral a proveer el pan de cada día.
Cuando esto sucedió, Camila tenía casi 1 año, y TODOS, es decir, mi familia y la familia de mi compañero, esperaban obviamente que yo también saliera apoyar la causa trabajando. Es que es lógico, Camila ya estaba más grande, ya podía ir al jardín y no menor… ¿como una mujer como yo se iba quedar en casa? Al decir “como yo” me refiero a una chica bien preparada profesionalmente, con estudios de posgrado, algunos idiomas, criada para no depender de un hombre, joven y blah blah blah.



La verdad es que previo a convertirme en la mamá de Camila, yo también enfilaba el grupo de seres humanos que piensan que la mujer NUNCA debiese darse una pausa en su vida profesional para cuidar a sus pequeños. Para mi esto era aislarte, era retroceder, era darle la espalda a todas esas heroínas que salieron a luchar por los derechos de la mujer y que fuéramos iguales a los hombres en el mundo laboral.
Pero, se me regaló el privilegio de ser madre… y que honor!! Cuando sostuve en mis brazos al ser al que le di vida yo permuté, fue como que cambié de piel, tuve quiebres potentes y sufrí cambios importantes. Ser madre para mi significó verme en muchos aspectos y deshacerme de paradigmas preconcebidos instaurados en mi desde siempre, para lograr reconectarme con una mujer distinta que nacía el día que nació Camila. Aun me emociono de pensar en esos meses, el puerperio fue un despertar muy profundo, hubo dolor pero hubo regocijo porque sabía que iba por el camino correcto.

“El mundo ya es lo suficientemente competitivo como para descansar” -pensaba la mujer en mi antes de ser madre-. “Esas pobres mujeres les costará muchísimo reinsertarse, se estancarán y peor aún… se aburrirán”, era mi frase de cajón cuando me preguntaban que opinaba del tema.


Una vez hecha la confesión anterior, puedo decir con propiedad que se de lo que estoy hablando. Ya estuve en ambos lados, ya estuve en ambos mundos.

Llegado el momento, lo conversamos seriamente con mi esposo y mis palabras fueron del corazón: “No me siento preparada para dejar a Cami con alguien mas, la quiero cuidar yo… ¿me apoyas?”. Como su respuesta fue que si, tuvimos que hacer cuentas, unos reajustes por aquí y por allá, y ¡voilà! Sí era posible poder seguir con mi bebé simplemente porque yo lo deseaba y porque nos acomodaba como familia.

Así como mi hija cumplió 1 luego cumplió 2 años y con eso se sumaban cada vez mas mi tiempo fuera de las pistas laborales. También sentía como crecía inminentemente la “preocupación” de la familia y de algunos amigos porque yo tenía ya demasiado tiempo sin trabajar. Cada vez que que mis padres podían, sacaban el tema de mi extendida estadía en la casa. Y es que ellos no criaron a su niña para quedarse de “ama de casa”.

Aqui hay un punto importante: el mundo tiene una idea lastimosa de las mujeres que están en casa. Para el mundo en general, estar en casa significa depender del marido, significa no tener opinión en el hogar, significa que en cualquier momento si te dejan no lograrás salir adelante porque todo tu mundo depende de tu pareja, significa que te perdiste como mujer y nunca vas a ser mas nada que “mamá”.

Hay de todo, se que para muchas madres es así, porque la violencia económica existe, y muchos hombres creen que porque sus parejas no aportan con dinero, no tienen ni voz ni voto. Pero en estos tiempos, es cada vez mas normal que las mujeres preparadas y “exitosas” profesionalmente decidan quedarse en casa si esto es posible, simplemente inspiradas por la fuerza del amor.

Así que para dejar mas claro mi punto, aquí van algunos puntos importantes que el mundo debe ir considerando antes de juzgar a las madres que deciden suspender su vida laboral y pasar en casa:

1. Estas madres, son mujeres preparadas, tienen sueños, tienen emprendimientos, tienen metas y tienen vida mas allá de los hijos. Conozco muchas que crearon pequeños negocios estando en casa, aportan de mil maneras al hogar y sobre todo, jamás dejan de lado sus objetivos. Eventualmente incluso saben que quieren volver a trabajar.

2. Estas mujeres son valientes. Dejar tu independencia económica, dejar una carrera que te gusta o un a actividad que te gusta no es sencillo. Saber que tu presupuesto familiar se reduce y que probablemente vas a tener que hacer malabares para que rinda un solo salario a fin de mes no es fácil. Estas mujeres son las mejores administradoras.

3. Las madres que se quedan en casa no lo hacen porque son millonarias. Esto está bastante fuera de la realidad. No digo que debe haber alguna por ahí que no tiene ninguna preocupación económica, pero en general, las familias que toman esta decisión deben ajustar sus presupuestos y dejar a un lado muchas cosas para tener el lujo de que los niños estén con su madre. Porque es eso, un lujo.

4. No pienses que su vida está llena de aburrimiento constante y que no tienen un propósito. Estas madres que se quedan en casa no están viendo la novela todo el día, están estimulando a sus hijos, les están cocinando saludablemente, están tratando de tener el hogar presentable, están enfocadas en hacerlo bien. No tienen a sus hijos sentados jugando videojuegos mientras se hacen la manicura, están informándose, están en el parque, están cantando, están dibujando, están con sus hijos. ¿para eso dejaron el mundo laboral o no?


5. Las mujeres que se quedan en casa hoy en día no son las mamás o abuelitas que se quedaban en casa antes. Estas mamás si bien se encargan de los hijos y muchas veces de casi todo lo del hogar, no pasan en rulos a lo "Doña Florinda" ni en pijama. En su mayoría tienen hombres a su lado que las admira y apoyan en su decisión y las tareas del hogar son repartidas.

6. Es probable que quieran volver a trabajar. Mundo, no te preocupes, los cerebros de estas féminas volverán a la vida laboral cuando se sientan preparadas.

Esto pertenece al pasado
6. Si decidieron quedarse en casa porque así lo quisieron, seguramente fue una decisión tomada en pareja, bien pensada y no sacada de la manga, estas mujeres no dejan nada al azar, primero analizaron la posibilidad, vieron la factibilidad y si se podía pues lo hicieron, de lo contrario, te aseguro que estarían trabajando.

8. Las madres que se quedan en casa, no se han perdido ni un solo momento de los primeros años de vida de sus hijos. No les contaron cuando caminaron porque ellas estaban ahí, ni cuando dijeron su primera palabra, ni cuando se les cayó su primer diente. Estas madres no vieron videos, ellas hicieron los videos! Estas madres tienen la dicha de poder hacer la adaptación en el pre escolar con sus hijos tranquilamente, nunca se han perdido una actividad importante de sus pequeños y tienen el privilegio de despertar cada día con ellos y disfrutar sus risas mañaneras sin las prisa de irse al trabajo. ¿Puede haber algo más importante que todo esto?

9. Estas madres viven en países donde cuidar a un hijo es casi un sueldo, por eso muchas veces prefieren hacerlo ellas mismas.

10. Las mujeres que se quedan en casa corren todo el día igual que las que trabajan y terminan igual de cansadas. Nunca se desconectan, su tiempo y sus esfuerzos están dedicados en su mayoría a los niños, y eso puede ser agotador. No hay momentos de respiro.

11. Las madres que se quedan en casa, tienen miedos constantes y sombras que las acosan. No saben si lograrán reinsertarse rápidamente en un trabajo si en algún momento lo deciden, en las conversaciones con sus amigas que trabajan puede que se sientan “fuera de forma” y seguro que se preguntan si fue la mejor decisión hacerlo. Normalmente se responden que si, que no se arrepienten, pero mundo… basta con el acoso, suficiente con el que ellas mismas se auto-generan.

12. Las madres que se quedan en casa aveces tienen malos días, días en que no quisieran haber dejado esa vida que llevaban mas allá de los hijos, se sienten atrapadas en la rutina, sienten que todos los días se parecen y tienen que lidiar con sus propias frustraciones. Estas mamás al tener poco tiempo para desconectarse muchas veces viven en un constante estrés… así que mundo, no creas que la cosa es fácil, no están en el gimnasio todo el día ni durmiendo hasta tarde, ni que su vida es perfecta solo porque no le rinden cuentas a un jefe.


Y yo… admiro ambas decisiones. Admiro la decisión de no trabajar por cuidar a sus hijos y a su vez a las que siguen trabajando y han entregado cada minuto de su tiempo libre a sus pequeños porque saben que lo merecen y eso los llena de felicidad como familia.

Hace un mes he vuelto a trabajar, y me duele… me duele el cuerpo de dejar a mi niña tanto tiempo sola con otra persona, duele no estar, duele y es un cambio muy importante en la dinámica familiar, sobre todo para ella y para mi. Camila y yo estábamos muy acostumbradas a estar juntas a todas horas, pero la vida está llena de decisiones, y hoy decidí que quería volver a trabajar después de casi 4 años.


Me encontraba en un punto donde ya lo necesitaba, estoy contenta con lo que hago, porque si decidí hacerlo de nuevo sería en algo que me hiciera feliz, y hasta el momento es así.

Finalmente quiero enviar la mayor de las glorias y respeto a las madres que deciden un mundo u otro. Por el momento yo me encuentro en esa transición: he dejado de ser una mamá que está en casa a ser una mamá que también va al trabajo. Más adelante prometo escribir de esta experiencia.

Las abrazo a todas.



martes, 20 de octubre de 2015

El día (la noche) menos pensado… ¿Y qué pasó?


Pueden ser meses o años.. uno, dos, tres o cuatro que te pasas esperando  el dichoso “día menos pensado”, o la noche tal vez podría decirse, con la que la razón y la lógica te amenazan en que llegará. Tu sabes que debe llegar, pero cuándo? Falta mucho?.... El día menos pensado en que tu hijo duerma del tirón y deje de despertarse y llamarte para que le ayudes a redormirse no sabe, no puede hacerlo solo, una palmadita, una canción, una caricia, una tetita, para pipí, para agua, para tetita, para “tengo susto”.

 
Más aún cuando sus despertares son frecuentes y llevas todo ese tiempo sin poder descansar bien, durmiendo apenas 1 ó 2 ó 3 horas del tirón. Cuando vives en modo automático, como en una neblina, una nube… funcionas, sigues trabajando, sigues haciendo la casa, las compras, jugando con él, amándolo, e incluso lo pasas bien y te ríes, porque el cuerpo es sabio y se acostumbra a tu nuevo ritmo. Sin embargo, sabes que necesitas volver a descansar porque te sientes agotada…  “con 6 horas por noche me conformo”, eso digo yo.

 
Y una noche, ese día llega… y no lo disfrutaste como creías que sería! Porque eres mamá por sobre todas las cosas y tu cabecita empieza  a funcionar, te preocupas, y tu corazón también funciona… te da penita, le echas mucho de menos, reprimes tus ganas de ir a despertarle para decirle que lo amas, para sentir su calor, su olor, su cuerpo sobre el tuyo, sus besos nocturnos, sus tetadas…

 
No sé si esto fue cosa de esta noche solamente o va a durar mucho tiempo, si ha sido sólo una tregua o es el principio del cambio, pero quiero compartirlo tal como anoche lo viví …

 
Y no sé si es porque todo llega o porque (pobrecito!) le he dicho tanto que estoy cansada y que la tetita también! Que anoche durmió 7 horas y media del tirón! Antes, en toda su vida, había dormido dos veces 6 horas del tirón y una vez 5, pocas 4 y lo normal es que sean 2 y a veces 3 horas… Entonces ayer no sé qué pasó. Si fuera que ocurrió algo concreto en el día, haría lo mismo todos los días! Jajajaja. Pero no sé qué fue, si lo fue.

 
Ojalá que esté madurando su sueño y que sus frecuentes despertares empiezan  a cambiar.
 
 

 
23.15: Se duerme al fin, abrazaditos los dos en su cama, enganchado a su tetita.

 
XX.XX: De repente me despierto y sigo durmiendo con mi pareja en la cama … Qué raro!?. Porque lo habitual es que en su primer despertar su papá me lo trae a la cama y él se va a una cama extra que tenemos en nuestra habitación. (Damián “duerme” en su habitación desde hace 3 meses por iniciativa propia) Me acomodo y trato de seguir durmiendo, no quiero mirar la hora para no romper la magia de la idea de que es tarde y ha dormido mucho, pero me doy vueltas con la “preocupación” de si estará bien… aguzo el oído y no oigo nada, al fin, oigo su respiración, se acomoda y no me llama, sigue durmiendo, yo también.

 
6.09: me despierto y Ohhhhh!! Aún sigo acompañada de mi marido, ya me entra la preocupación y ahora no puedo evitar el impulso, miro la hora y me levanto  a ver  a mi mono, si respira…. Y sí está en una posición imposible y destapado.  Lo alumbro apenas con el móvil y no lo toco para no despertarlo. Me vuelvo a la cama  … “Amor, ¿sabes que el monito lleva casi 7 horas el tirón?” “Anda yaaaa! Y está bieeeen?” (…)

 
Y yo ya no puedo dormir… ¿tendrá frío? ¿estará enfermo? Lo echo de menos, su olorcito su calor… jajaaja “duérmete y aprovecha el ratito que te queda”, pero no.

 
7.15: “Mamáaaaa, tetitaaaa”… al fin! (sí, al fin me llama, irónico, no?) corro como un bólido! Te eché tanto de menos mi amor (no se lo digo, pero lo pienso). Nos conectamos y él sigue durmiendo. Yo me preparo para irme al trabajo.

 
8.20. “Mamáaaaa, tetita” “no vaya a trabajar” “uy mi amor, no puedo no ir, pero voy a venirme lo más rápido que pueda para estar contigo. Sigue durmiendo rico rico y descansa” Tetita y sigue durmiendo.

 
10.15. Mi madre me ha dicho que se despertó.

 
Total 11 horas!! y un despertar! (el de las 8 no lo cuento)

 

Será que algo va a cambiar? Ojalá que sea su sueño el que cambie, que empiece (y empecemos) a dormir mejor, con 6 horas para mi,como anoche, me conformo. Pero que no cambien sus besos, sus abrazos, su calor, su olor y la pasión que siento por mi niño.
 
 

domingo, 4 de octubre de 2015

Hola, soy una madre y me declaro adicta al porteo


El 4 de octubre inició la semana mundial de la Crianza en Brazos. Me encanta que existan fechas así porque sirve para hacer mucho más ruido sobre la importancia de tener a nuestros hijos cerca.

Hay muchas madres (y padres) que saben esto de antemano, que no conciben otra forma de criar y que cargar a sus bebés es lo más natural del mundo, y cuando digo cargarlos me refiero a todo el tiempo que el niño lo requiera. Los llevan cerca a todos lados, trabajan con ellos encima y realizan su vida con los bebés a cuestas hasta que aprenden a caminar y más incluso.

Mujer indigena de Panajachel (Guatemala) porteando
Soy centroamericana y les digo que se de lo que estoy hablando. Siempre me pareció curioso y hasta tierno como las mujeres indígenas porteaban a sus hijos para realizar las actividades domésticas y comerciales. Yo las veía e ilusamente pensaba que estos pobres niñitos no tenían para andar en un coche o que seguramente estaban todos ahogados y acalorados ahí pegados a ellas.
Por supuesto, que tenía una visión bastante distinta de la maternidad, algunas ideas pre concebidas de cómo iba criar yo a mi hija…. Hasta que ella me enseñó como sería la cosa en realidad.


Mi pequeña Cami desde que nació exigió su lugar favorito en todo el mundo: los brazos. La verdad daba lo mismo si eran los míos, los de su papá o los de su abuela (al inicio) pero ella era adicta a los brazos, al calor, a la cercanía… A la fecha yo noto que ella es una niña que necesita mucho contacto físico. De repente a sus 32 meses pide dormir una siesta encima mío o bien pegada a mi, o a su padre, por las noches o simplemente reclamar que la tomen en brazos o subirse a su mochila portabebé en algún momento.

Cuando acepté que la Camilita no se calmaba más que en brazos y que la sillita vibradora, el coche o en la cuna no duraba ni 15 minutos dormida, empecé a pensar en que necesitaba algo que me permitiera hacer cosas con ella encima.


Me habían regalado una “colgona” ese típico portabebé no ergonómico que es bien conocido, pero nunca me sentí cómoda ni sentí a la bebé cómoda. Buscando y buscando me di cuenta que no son recomendables para portear por las siguientes razones:
  • Generan problemas a la columna
  • No respetan la postura natural del bebé que es ir sentado en posición de "ranita" o en "M"

  • No da soporte a las caderas y piernas del bebé.
  • Hace presión en el área genital del bebé.
  • Permiten llevar al bebé viendo al frente lo cual no es recomendado porque duele más la espalda del porteador y también genera mucha presión en la espalda del bebé.

Es muy importante elegir portabebé ergonómico que te evitará dolores y le dará al bebé mucho mas comodidad sin afectar sus caderas. 


 
Y asi me hice adicta....

En mi investigación llegue a conocer los fulares o encharpes y recordé a las mujeres indígenas de mis tierras.
Al principio este gran pedazo de tela me pareció que no me iba servir de mucho, pues no lograba hacer los nudos por más que viera tutoriales en Internet, pero una vez aprendida la técnica, me quedó encantando y fue mi mejor aliado por muchos meses.

Descubrir el porteo fue como dirían, un "lifesaver" y lo mejor que nos pasó como familia. Empecé a notar que el reflujo de Camila disminuía y que se mantenía más serena, que dormía plácidamente y por mucho más tiempo. Yo era capaz de hacer muchas cosas con ella encima, incluso comer… era chistoso descubrirle pequeñas migajas de comida en la cabeza… ¿a qué madre que portea no le ha pasado?

Como a otras madres que inician en el mundo del porteo, se me volvió una adicción. Empecé a probar otros portabebés y  tuve suerte de poder ir a talleres donde te permitían probarlos y ver cual te acomodaba mejor. Con esta pequeña experiencia, quiero dejarles mi opinión respecto a los portabebés ergonómicos más comunes:

Fular o reboso: Hay fulares que son elasticados, semi elasticados y otros rígidos, pero a mi parecer el fular elasticado o el semi elasticado incluso es lo mejor para iniciar en el mundo del porteo y para usarlo por lo menos hasta los 6 meses (ahí personalmente me cambié a otro portabebé). Los nudos son sencillos, se puede poner al frente, posición de cuna (siempre cuidando que esté bien colocado y que el bebé tenga las vías aéreas despejadas), a la cadera o atrás cuando el bebé esté mÁs firme. Con una buena práctica es muy útil para llevar al bebé y amamantarlo incluso. Este fular puede utilizarse desde recién nacido hasta los 15 kilos aprox. Son económicos. 

 Desventajas: Al inicio pareciera difícil porque es un gran pedazo de tela de 5 metros y muchas personas desisten, pero en realidad una vez que se tiene la confianza es bastante simple. Los nudos a la cadera o la espalda son algo mas complicados y es muy importante fijarse en el clima que uno vive y elegir la tela del fular porque puede llegar a ser muy caluroso para el bebé y para la mamá.
No lo encontré tan útil para viajar o moverte de un lado a otro por ser tanta tela que al final es bastante pesada.


 
Mei-Tai (portabebé asiático): La ventaja es que consta de tiras que se anudan a la cintura y espalda del portador. Es muy similar a una mochila con la diferencia que es necesario hacer algunos nudos bien simples. Puede utilizarse con el bebé adelante, a la cadera o hacia atrás. También es bastante económico, fresco y liviano.

Desventajas: Se puede utilizar a partir de los 6 meses y no antes  dado que no da soporte a los costados del niño. Yo lo veo como desventaja si te interesa tener un solo portabebé pero de lo contrario no es problema.


 
Bandolera con anillas: Es un portabebé súper liviano y a mi parecer el más fácil de utilizar. Al principio yo no le tenía mucha fe, pensaba que no era para mi, pero ¡fue un gran descubrimiento!
Creo que al ser tan fácil de usar es una buena alternativa para aquellas madres que ya tienen un hijo mayorcito, porque se pone muy rápido al bebé. Puedes llevarse desde recién nacido hasta unos 15 kilos aprox adelante, a la cadera o atrás cuando el bebé esté más firme. Incluso cuando está recién nacido también puede utilizarse en posición cunita siempre cuidando que esté bien colocado y que el bebé tenga las vías aéreas despejadas.

Desventaja: no sirve para trayectos largos cuando el bebé ya está mas pesadito porque el peso distribuido en un solo hombro puede llegar a doler.




Papá de Camila porteando
Mochila portabebé: Si deseas comprar un solo portabebé y crees que todo eso de los nudos no se te da, esta sería mi recomendación. Una mochila con un inserto para recién nacido o que ya venga adaptado y que dure hasta los 3 años del niño aproximadamente.



Camila 24 meses
Hay marcas muy buenas, en mi caso siempre recomendaré la marca Manduca por ser fresca, fácil de poner, duradera y sirve por muchos años. Pero las Ergo y Boba no se quedan atrás.
Si vas a comprar una mochila yo creo que no hay que escatimar en el precio y ojalá decir no a las imitaciones chinas. Las mejores marcas normalmente no son baratas, pero para todo lo que duran y su utilidad valen la pena.
Hay mochilas muy livianas si lo tuyo es moverte de un lugar a otro, con diseños muy lindos y seguro que pueden haber buenas marcas nacionales en tu país de origen que sean algo mas baratas que las marcas más conocidas.

 

Tonga: Es un portabebé que me sorprendió también. Consta de una redecilla de algodón ultra liviana que se coloca de la misma forma que una bandolera; siempre apoyado en un lado.
 
El bebé va a la cintura o posición cunita cuando está mas pequeño y puede utilizarse para amamantar. Es muy fresca y puede usarse en el agua por tener la capacidad de secarse rápidamente.

Desventajas: solamente se puede llevar al bebé a la cintura y para lo que es, el precio es algo elevado. Al pesar un poco mas el niño tiende a doler el hombro sobre el que va apoyada.


Como recomendación general, independientemente el *portabebé ergonomico que se elija, es importante practicar mucho ojalá frente al espejo con un muñeco o cuando el bebé esté de buen humor. 

La realidad es que sea por el que sea que te decidas verás lo feliz y calmado que pasa el bebé al estar cerca tuyo, es muy cómodo y favorece el vínculo afectivo. Podrás sentirte más libre y poder realizar más actividades sin tener que salir corriendo a ver que el bebé se despertó porque estará a tu lado constantemente.
 
Independientemente de lo que los opinólogos digan, el bebé no se acostumbra a los brazos, ya nació acostumbrado, la naturaleza lo programó para exigir estar cerca de ti y estar cerca de sus figuras afectivas. Es imprescindible para que tu bebé sea feliz.



*Cuando hablamos de porteo ergonómico uno de los primeros conceptos que solemos utilizar es el de “posición de ranita“, “posición en M” o más técnicamente “posición de piernas separadas y flexionadas“. 
La posición de ranita garantiza que las rótulas del fémur estén correctamente encajadas en el acetábulo de la cadera, permitiendo un correcto desarrollo de todos los huesos de la pelvis y las articulaciones.

domingo, 6 de septiembre de 2015

Síndrome de la cuna con puas

Partiré con una pregunta: ¿Les suena familiar la siguiente frase?: “No se que le pasa a mi bebé, en cuanto lo pongo en la cuna se despierta, llora desaforadamente y cuando lo alzo de nuevo se calma”.

No tengo tantas amigas con hijos pero si me gusta ser parte de muchos foros de maternidad y tribus virtuales donde esta preocupación se repite constantemente.
Yo misma lo sufrí y lo dije en su momento, y gasté muchos esfuerzos y energías tratando de encontrar una razón lógica… Para muchas esta razón salta a la vista, pero para mi, como madre primeriza, con poca o nula experiencia, sin tribu, no era tan obvia.
Con mi esposo decíamos entre risa y sufrimiento que nuestra bebé padecía del “Síndrome de la Cuna con púas”.



Cuando pienso en mi experiencia con la famosa cuna, en serio que me dan ganas de gritarle a todas las madres que están esperando un bebé que porfavor no gasten en una cuna lujosa y con tanto monigote!! Mi suegra maravillosa nos regalo una cuna muy linda y les digo con vergüenza (sobre todo con mi suegra) que mi hija no ha pasado una sola noche ahí. Actualmente ella la llama “su camita” pero cuando le preguntan donde quiere dormir, sale corriendo a nuestra habitación.

Este “síndrome” tiene una explicación bien sencilla y lógica: A los niños, a ningún niño!, les gusta dormir lejos de su madre. Ustedes me dirán… “pero si el mío disfruta tanto durmiendo solo desde bebé en su propia cuna” y claro! Hay de todo en la viña del Señor, hay bebés con temperamentos mucho más tranquilos, hay bebés que han sido entrenados para aprender a dormir sin su figura de apego (a lo cual en Mamás al 100 decimos un rotundo NO) y hay bebés como Damián o como Camila, mi hija, que simplemente nacieron con el chip biológico primitivo mucho más alerta. Por esto, con su única forma de comunicación –el llanto- cuando eran recién nacidos, se dieron cuenta que sería su herramienta más eficaz y poderosa para hacer valer sus derechos de permanecer a como de lugar cerca de mamá.

Si tu mamá/papá que me lees crees que estoy exagerando, que no pasa nada si el bebé duerme solo, déjame decirte que la verdad es que no es mi intención que nadie crea que sobredimensiono las cosas ni tampoco que quiero criticar a quienes duermen separados de sus hijos desde siempre. Pero en realidad, ahora que lo veo desde otra perspectiva, los bebés no están hechos para dormir en cunas, que por lo demás parecen pequeñas jaulas o cárceles por más lindas y adornadas que estén.

Los niños están genéticamente diseñados para dormir con compañía y es por esto que muuuuchos padecen del “síndrome”. Esto normalmente sucede de la siguiente forma: el bebé parece profunda y plácidamente dormido sobre los brazos de pa/mamá… lentamente lo vamos acercando con la máxima delicadeza posible a su costosa cunita que con tanta ilusión compramos y con tanto deseo queremos que sea usada… vas acercándolo al colchón… y en este punto está lejos de tus brazos. Algunos bebés más sensibles es en este instante que demuestran su molestia lanzando un grito que llega asustar. Mientras que hay otros que siguen durmiendo felizmente hasta que llegan al colchón, tú te sientes como si hubieras ganado el mejor premio de la vida, sacas los brazos y no has dado ni el primer paso para irte cuando está llorando reclamando por ti.


Algunos bien persistentes, como yo, volvemos a empezar el ciclo: teta, mecer en brazos, bailecito y de nuevo tratar de ponerlo en la cuna… pero de nuevo no funciona. Recuerdo ahora con risa que mi hija antes de llorar abría los ojos como platos, sacudía sus manos y brazos y daba una mirada como si me dijera “¿me estas tratando de engañar? Estoy plácidamente dormida contigo y vas y me tiras en este lugar… eso no me lo aguanto!”

A pesar que hoy firmemente creo que el colecho es la solución a todo este enredo, y la forma mas fácil de ahorrarte todos estos malos ratos y frustraciones, en su momento deseaba que mi hija durmiera en su cuna al menos algunas horas en el día o en la noche.
Busqué mucha bibliografía respetuosa que me diera luces de cómo lograrlo. Leí un libro que les recomiendo a todas las mamás que estén en esa situación (de hecho creo que ya antes lo había mencionado en otro post) y que por alguna razón el colecho no les convence: El libro se llama “No Cry Sleep Solution” (“El sueño del bebé sin lágrimas) de Elizabeth Pantley. De este libro, puedo rescatar para ustedes algunos consejos respetuosos, brevemente resumidos, que pueden ayudarles hacer la transición “brazos-cuna”. A pesar que quiero dar estos tips debo recalcar mi postura: estoy 100% en contra de entrenar a un niño para dormir dejándolo llorar y puedo asegurarles que el colecho es y será para muchos el mejor arreglo y la forma mas fácil de descansar. Sin embargo, como se que hay tantas posturas como familias, aquí va lo que nos dice esta experta en el sueño del bebé.

En su libro hay una nota importante que creo que vale la pena mencionar:

"Si te encanta tener a tu bebé dormido en tus brazos diariamente, por ejemplo para sus siestas, si te encanta dormir con él, si llevas bien sus despertares, si que se duerma en brazos no te molesta, si tu día a día te lo permite, pues sigue. No cambies lo que hoy te funciona solo porque la gente te puede decir que se va acostumbrar, que siempre va necesitar tus arrullos para dormirse y que siempre hará las siestas encima de tuyo… eso eventualmente cambiará aunque no hagas nada. Te lo aseguro”
 
La autora plantea algunos pasos respetuosos para hacer la transición del bebé de tus brazos a la cuna. A esto le llama "La Danza Pantley" (The Pantley Dance): Es importante considerar que estar en brazos es muy diferente a estar dormido en una cuna. Los primeros son suaves, cálidos y tienen un olor familiar; mientras que normalmente la cuna está vacía y fría. He aqui algunas maneras para que sea mas atractiva para el bebé:




Paso 1: Hacer de la cuna un lugar acogedor. Con sábanas y cobertores suaves, tratar que se encuentre tibia cuando el bebé sea acostado y si es demasiado grande utilizar algún reductor seguro de cunas, un moisés o algo más pequeño que se pueda poner dentro para que el bebé no se sienta en un vacío grande.


Paso 2: Arrulle al bebé y relájelo en sus brazos, amamantándolo o dándole su biberón en sus brazos. Inicialmente espera a que el bebé cierre los ojos pero no se quede mucho tiempo dormido en los brazos. En ese momento es un buen punto para pasarlo a su cuna donde terminará de dormirse.
Si el bebé se quedó dormido de forma vertical en tus brazos, cámbialo suavemente a forma horizontal, ya que es la posición que tendrá al estar acostado en la cuna.
Paso 3: Hacer sonidos suaves (hablar, cantar, sonidos sh-sh), amamantarlo, caminar, moverlo de un lado a otro y cualquier cosa que haces para que el bebé se duerma. Cuando cierre sus ojos, mantenerse quieto y callado por unos minutos. Vuelva a repetir el ritual y de nuevo parar. Todo esto mientras se va acercando a la cuna.
Paso 4: Continue con la danza Pantley alternando movimientos y ruidos suaves para luego quedar quieto mientras acuesta al bebé en su cuna. Continua con este ritual hasta que este muy cerca del colchón. Luego sigue con el movimiento suavemente y acuesta al bebé primero sus pies, piernas, espalda y por último la cabeza.
Paso 5: Suavemente acaricia al bebé con tu mano libre. Al mismo tiempo hay que ir sacando la mano que sostiene su cabeza. En este punto debes continuar haciendo sonidos o cantando y acariciando al bebé al mismo tiempo. Luego parar. Después de unos minutos sacar la mano numero 2. En este punto, ya no hay mas contacto físico con el bebé, es importante continuar cantando pero reduciendo el volumen cada vez mas. Si el bebé se despierta, trata de calmarlo cantando nuevamente y acariciándolo hasta que vuelva a dormirse.
Nota: Si en algún punto el bebé llora y se despierta completamente, tómalo y comienza de nuevo desde el paso 1.
Estos consejos, te pueden ayudar a que tu bebé pase algunas horas en la cuna… dependiendo de su temperamento por supuesto, porque si bien mi hija duraba algunas veces 1 hora, por más “Danza Pantley” que hiciera no lograba dejarla sola en la cuna por mas que eso (que por lo demás estaba al lado de mi cama). Para mi familia, el colecho fue y sigue siendo la salvación.
Al final es importante recordar que no hay lugar mejor para que el bebé encuentre paz que en los tibios brazos de su ma/padre y que si el “síndrome de la cuna con puas” es tan usual, es simplemente porque es el reclamo de un bebé de estar donde por derecho le corresponde… cerca nuestro.

Por último probablemente vieron este video... no se si es realidad o una sátira... pero cualquier persona con su sano juicio lo que haría sería llevarse a la bebé a dormir con él. Lo dejo porque verdad o no, lo real es la necesidad de compañía que tienen nuestros niños para dormir.