Hace un tiempo vengo
pensando escribir acerca de mi experiencia como madre que decidió
(por opción) quedarse en casa.
Y es que la verdad
hay muchos mitos en torno a las madres que no tienen trabajos con
salarios remunerados – porque quedarse cuidando a los hijos es un
trabajo realmente-, lo único que no recibes un cheque mensual (en
general).
Antes que nada,
quiero aclarar, que este post si bien va dedicado a las mujeres que
hemos hecho una pausa en nuestras vidas laborales para cuidar de
nuestros niños, en ningún momento va en desmedro de las madres que
trabajan. Estoy completamente clara y no me cabe duda que muchas
desearían hacerlo pero simplemente no pueden. Se que las razones
para seguir trabajando son muchas: es necesario para pagar las
cuentas, seguir creciendo profesionalmente y no “quedarte atrás”
o porque simplemente disfrutas de trabajar. Estoy clara que vivimos
insertos en un sistema donde la prioridad no son los niños, hablemos
lo que es, la prioridad es que produzcamos para poder acceder a todo
lo que no se nos provee por derecho y las mujeres debemos dejar a
nuestros hijos y salir al mundo laboral para “aportar” como se
debe al hogar.
Así de simple… me
gustaría partir compartiendo mi experiencia personal: Al volver de
Francia, donde nació mi hija la verdad que inesperadamente, me
encontraba en una ciudad básicamente nueva para mi, sin tribu, sin
familia, sin ayuda.
En este punto de
nuestras vidas, nadie generaba ni un peso para sostenernos, en
nuestro pequeño hogar de 3, nadie era económicamente productivo.
Fueron meses un poco angustiantes, pero por suerte al poco tiempo el
macho alfa salió al mundo laboral a proveer el pan de cada día.
Cuando esto sucedió,
Camila tenía casi 1 año, y TODOS, es decir, mi familia y la
familia de mi compañero, esperaban obviamente que yo también
saliera apoyar la causa trabajando. Es que es lógico, Camila ya
estaba más grande, ya podía ir al jardín y no menor… ¿como una
mujer como yo se iba quedar en casa? Al decir “como yo” me
refiero a una chica bien preparada profesionalmente, con estudios de
posgrado, algunos idiomas, criada para no depender de un hombre,
joven y blah blah blah.
La verdad es que previo a convertirme en la mamá de Camila, yo también enfilaba el grupo de seres humanos que piensan que la mujer NUNCA debiese darse una pausa en su vida profesional para cuidar a sus pequeños. Para mi esto era aislarte, era retroceder, era darle la espalda a todas esas heroínas que salieron a luchar por los derechos de la mujer y que fuéramos iguales a los hombres en el mundo laboral.
Pero, se me regaló
el privilegio de ser madre… y que honor!! Cuando sostuve en mis
brazos al ser al que le di vida yo permuté, fue como que cambié de
piel, tuve quiebres potentes y sufrí cambios importantes. Ser madre
para mi significó verme en muchos aspectos y deshacerme de
paradigmas preconcebidos instaurados en mi desde siempre, para lograr
reconectarme con una mujer distinta que nacía el día que nació
Camila. Aun me emociono de pensar en esos meses, el puerperio fue un
despertar muy profundo, hubo dolor pero hubo regocijo porque sabía
que iba por el camino correcto.
Una vez hecha la
confesión anterior, puedo decir con propiedad que se de lo que estoy
hablando. Ya estuve en ambos lados, ya estuve en ambos mundos.
Llegado el momento,
lo conversamos seriamente con mi esposo y mis palabras fueron del
corazón: “No me siento preparada para dejar a Cami con alguien
mas, la quiero cuidar yo… ¿me apoyas?”. Como su respuesta fue
que si, tuvimos que hacer cuentas, unos reajustes por aquí y por
allá, y ¡voilà! Sí era posible poder seguir con mi bebé
simplemente porque yo lo deseaba y porque nos acomodaba como familia.
Así como mi hija
cumplió 1 luego cumplió 2 años y con eso se sumaban cada vez mas
mi tiempo fuera de las pistas laborales. También sentía como crecía
inminentemente la “preocupación” de la familia y de algunos
amigos porque yo tenía ya demasiado tiempo sin trabajar. Cada vez que
que mis padres podían, sacaban el tema de mi extendida estadía en
la casa. Y es que ellos no criaron a su niña para quedarse de “ama de casa”.
Aqui hay un punto
importante: el mundo tiene una idea lastimosa de las mujeres que
están en casa. Para el mundo en general, estar en casa significa
depender del marido, significa no tener opinión en el hogar,
significa que en cualquier momento si te dejan no lograrás salir
adelante porque todo tu mundo depende de tu pareja, significa que te
perdiste como mujer y nunca vas a ser mas nada que “mamá”.
Hay de todo, se que
para muchas madres es así, porque la violencia económica existe, y muchos hombres creen que porque sus parejas no
aportan con dinero, no tienen ni voz ni voto. Pero en estos tiempos, es cada vez
mas normal que las mujeres preparadas y “exitosas”
profesionalmente decidan quedarse en casa si esto es posible,
simplemente inspiradas por la fuerza del amor.
Así que para dejar
mas claro mi punto, aquí van algunos puntos importantes que el mundo
debe ir considerando antes de juzgar a las madres que deciden
suspender su vida laboral y pasar en casa:
1. Estas madres, son
mujeres preparadas, tienen sueños, tienen emprendimientos, tienen
metas y tienen vida mas allá de los hijos. Conozco muchas que
crearon pequeños negocios estando en casa, aportan de mil maneras al
hogar y sobre todo, jamás dejan de lado sus objetivos. Eventualmente
incluso saben que quieren volver a trabajar.
2. Estas mujeres son
valientes. Dejar tu independencia económica, dejar una carrera que
te gusta o un a actividad que te gusta no es sencillo. Saber que tu
presupuesto familiar se reduce y que probablemente vas a tener que
hacer malabares para que rinda un solo salario a fin de mes no es
fácil. Estas mujeres son las mejores administradoras.
3. Las madres que se
quedan en casa no lo hacen porque son millonarias. Esto está
bastante fuera de la realidad. No digo que debe haber alguna por ahí
que no tiene ninguna preocupación económica, pero en general, las
familias que toman esta decisión deben ajustar sus presupuestos y
dejar a un lado muchas cosas para tener el lujo de que los niños
estén con su madre. Porque es eso, un lujo.
4. No pienses que su
vida está llena de aburrimiento constante y que no tienen un
propósito. Estas madres que se quedan en casa no están viendo la
novela todo el día, están estimulando a sus hijos, les están
cocinando saludablemente, están tratando de tener el hogar presentable, están enfocadas en hacerlo bien. No tienen
a sus hijos sentados jugando videojuegos mientras se hacen la
manicura, están informándose, están en el parque, están cantando,
están dibujando, están con sus hijos. ¿para eso dejaron el mundo
laboral o no?
5. Las mujeres que se quedan en casa hoy en día no son las mamás o abuelitas que se quedaban en casa antes. Estas mamás si bien se encargan de los hijos y muchas veces de casi todo lo del hogar, no pasan en rulos a lo "Doña Florinda" ni en pijama. En su mayoría tienen hombres a su lado que las admira y apoyan en su decisión y las tareas del hogar son repartidas.
6. Es probable que
quieran volver a trabajar. Mundo, no te preocupes, los cerebros de
estas féminas volverán a la vida laboral cuando se sientan
preparadas.
Esto pertenece al pasado |
8. Las madres que se
quedan en casa, no se han perdido ni un solo momento de los primeros
años de vida de sus hijos. No les contaron cuando caminaron porque
ellas estaban ahí, ni cuando dijeron su primera palabra, ni cuando
se les cayó su primer diente. Estas madres no vieron videos, ellas
hicieron los videos! Estas madres tienen la dicha de poder hacer la
adaptación en el pre escolar con sus hijos tranquilamente, nunca se
han perdido una actividad importante de sus pequeños y tienen el privilegio de despertar cada día con ellos y disfrutar sus risas
mañaneras sin las prisa de irse al trabajo. ¿Puede haber algo más
importante que todo esto?
9. Estas madres
viven en países donde cuidar a un hijo es casi un sueldo, por eso
muchas veces prefieren hacerlo ellas mismas.
10. Las mujeres que se quedan en casa corren todo el día igual
que las que trabajan y terminan igual de cansadas. Nunca se
desconectan, su tiempo y sus esfuerzos están dedicados en su mayoría
a los niños, y eso puede ser agotador. No hay momentos de respiro.
11. Las madres que
se quedan en casa, tienen miedos constantes y sombras que las acosan.
No saben si lograrán reinsertarse rápidamente en un trabajo si en
algún momento lo deciden, en las conversaciones con sus amigas que
trabajan puede que se sientan “fuera de forma” y seguro que se
preguntan si fue la mejor decisión hacerlo. Normalmente se responden
que si, que no se arrepienten, pero mundo… basta con el acoso,
suficiente con el que ellas mismas se auto-generan.
12. Las madres que
se quedan en casa aveces tienen malos días, días en que no
quisieran haber dejado esa vida que llevaban mas allá de los hijos,
se sienten atrapadas en la rutina, sienten que todos los días se
parecen y tienen que lidiar con sus propias frustraciones. Estas
mamás al tener poco tiempo para desconectarse muchas veces viven en
un constante estrés… así que mundo, no creas que la cosa es
fácil, no están en el gimnasio todo el día ni durmiendo hasta
tarde, ni que su vida es perfecta solo porque no le rinden cuentas a
un jefe.
Y yo… admiro ambas
decisiones. Admiro la decisión de no trabajar por cuidar a sus hijos
y a su vez a las que siguen trabajando y han entregado cada minuto de
su tiempo libre a sus pequeños porque saben que lo merecen y eso los
llena de felicidad como familia.
Hace un mes he
vuelto a trabajar, y me duele… me duele el cuerpo de dejar a mi
niña tanto tiempo sola con otra persona, duele no estar, duele y es
un cambio muy importante en la dinámica familiar, sobre todo para
ella y para mi. Camila y yo estábamos muy acostumbradas a estar
juntas a todas horas, pero la vida está llena de decisiones, y hoy
decidí que quería volver a trabajar después de casi 4 años.
Me encontraba en un
punto donde ya lo necesitaba, estoy contenta con lo que hago, porque
si decidí hacerlo de nuevo sería en algo que me hiciera feliz, y
hasta el momento es así.
Finalmente quiero
enviar la mayor de las glorias y respeto a las madres que deciden un
mundo u otro. Por el momento yo me encuentro en esa transición: he
dejado de ser una mamá que está en casa a ser una mamá que también
va al trabajo. Más adelante prometo escribir de esta experiencia.
Las abrazo a todas.