lunes, 16 de marzo de 2015

Papás al 100 y Crianza con Apego.


Ayer fue el día de la Mujer y  me puse a pensar que el hecho de ser mujer siempre estará asociado a la posibilidad de ser madre, queramos serlo o no. Por algo los planes de salud tienen en cuenta que seas una mujer en edad fértil para cobrarte más y las empresas para discriminarte.

Aunque no todas las mujeres sean madres, todas las mujeres sanas estamos preparadas físicamente para ello, somos poderosas porque cobijamos vida y la nutrimos y cuidamos con nuestro cuerpo hasta después del nacimiento, también con la lactancia.

Contamos con hormonas femeninas que  nos ayudan a prepararnos psicológicamente para el paso a ser madres y nos ayudan a enamoramos de nuestro hij@ apenas lo vemos y lo tocamos!. Nos ayudan preparándonos para todos los cambios que la maternidad conllevará y la mayoría de nosotras (espero), recibimos a nuestros hij@s con alegría, criamos con amor y orgullo y dedicando lo  mejor de nosotras a nuestras crías. Es lo natural.

Pero los hombres no pasan por ninguna de estas experiencias ni por un “enamoramiento” natural hacia sus hijos, y tienen que conocerlos y convivir con ellos para enamorarse, sin ayuda de hormonas y del hecho de haberlos sentido como parte suya desde la concepción.

No tienen esa conexión mamá – hijo que nosotras formamos desde el minuto uno,  por lo que los padres necesitan involucrarse activamente, y deseando hacerlo desde el primer momento, en su crianza. Desde la concepción, deben ser parte activa en el trío madre-padre-hijo, y así comenzar una relación con ell@s.

Tal vez ésta sea una de las razones al hecho de que los padres, al menos en nuestra cultura occidental industrializada, estén tan lejanos y ausentes en la crianza der sus hij@s. Aunque esto está cambiando claramente, por lo que puedo ver a mi alrededor.

Otra razón radica en el hecho de que tradicionalmente el papel del padre ha sido el de proveedor exclusivamente. La madre se ocupa de la casa y los niños, independientemente de que también trabaje remuneradamente, y el padre sale a trabajar y poco se ocupa de la casa y los hijos.
 
Pero decía, eso está cambiando. Veo constantemente a mi alrededor, padres más involucrados. En el parque, por ejemplo, van padres solos con sus niñ@s o todos en familia, los padres juegan con los niños, también con las niñas, se divierten juntos.

Los amigos, por lo que cuentan, también están involucrados en las tareas de crianza; dan de comer a sus hij@s, cambian pañales, les bañan, les visten, y/o se ocupan de tareas de la casa. Pareciera que empieza a haber un reparto más igualitario de las tareas del hogar y la crianza.

Esto es lo que “se ve” desde fuera, pero “por dentro” doy fe de que los padres involucrados en la crianza (y con apego) sí existen. Yo conozco uno, y no fue el mío, un padre muy involucrado en la crianza de su hijo que desde su vida intrauterina comenzó a crear lazos con él; le leía, le cantaba, le hablaba, le acariciaba y ahora sigue igual…. Busca tiempo para estar con él y sé que su hijo sabe cuanto lo ama y lo cuida. Yo siempre le digo que es el mejor padre que he conocido, y es verdad.
Se ha preocupado siempre de apoyarme en la crianza, y cuando nuestro hijo era pequeño y sólo necesitaba a mamá, se hacía cargo de la casa y nos acompañaba en todo momento, queriendo pasar su tiempo con nosotros. Cuando nuestro cachorro ya lo dejó ser parte de su vida más activamente, empezó a forjarse su propia relación independiente de mi… y me he quedado maravillada con el amor y la dedicación que le trata, aunque a veces necesita de mi ayuda para mantener la paciencia ( y yo la de él)
 
Sólo queda que nuestro niño le deje hacerse cargo de él también por las noches. Pero aun así el padre puede colaborar prestando ayuda física a la madre en todo lo que necesite por las noches; llevando, trayendo cosas, prendiendo, apagando luces etc., prestando su cuerpo como apoyo, por ejemplo cuando el bebé se sube sobre la mamá a mamar y la madre necesita apoyo en su espalda, etc. Puede dedicarle a su pareja y su hijos todo su amor, en esos duros momentos de frecuentes despertares cada noche cuando el cansancio no es buen aliado,  acariciándoles, besándoles, cantándoles, etc. ¡Lo bien que se siente que alguien se ocupe de ti, cuando tienes que atender a tu hijo y no puedes más del cansancio!




Aquí dejo unas palabras de esta padre, que ha abierto su mente y ha decidido también criar con apego.

“¿Qué puedo decir sobre la paternidad que no suene a tópico? ¿Qué la vida te cambia radicalmente, que es lo más maravilloso que me ha pasado en la vida…? Yo puedo resumirlo con una frase que me decía mi padre cuando era pequeño, y que nunca comprendí: “ cuando seas padre, comerás dos huevos “. Cada uno, podrá interpretar esta oración como quiera. Por mi parte, puedo decir que significa “ RESPONSABILIDAD “. Lo escribo en mayúsculas, porque conlleva mucho más que una simple responsabilidad: madurez, valor, amor, generosidad, comprensión. Todo esto y más, es lo que me ha aportado mi hijo.
Mi hijo, … , mi pequeño terremoto…

Si, obviamente mi vida y, por supuesto, también la de mi compañera, amor y mamá de nuestro hijo, ha cambiado completamente. Personalmente, creo que  la paternidad es un proceso de aprendizaje que estoy viviendo cada día.
Por eso, me alegro de haber sido padre a los 38 años. No es lo mismo ser padre a esta edad que a los 18, hay que afrontar un montón de cosas y ser autodidacta, ante la llegada de una personita que necesita de ti, a pesar de que yo estaba seguro y decidido del paso tan grande que iba a dar; aunque fuera un paso hacia el desconocimiento más absoluto …  No hay un manual de instrucciones ni una guía a seguir…

Una nueva vida comienza en el momento en que llegas a casa con tu pareja y tu hijo recién nacido... Aprendí que yo ya no tenía importancia; mis necesidades pasaron a un segundo plano.
Paternidad… automáticamente pienso en mis padres, en los esfuerzos que hicieron por cuidarme, por protegerme, por alimentarme. En los temores que tenían cuando salía de casa solo, o cuando me marchaba de vacaciones. Todos esos pensamientos me abrieron los ojos de lo que significaba ser padre: sacrificio y dedicación al 100 por 100. Es un cambio muy duro y drástico en el que no hay vuelta atrás. No es un regalo que, si no te gusta, se pueda devolver.

Y aquí sigo, paso a paso,  aprendiendo y queriendo cada día más a mi hijo. Aprendiendo a través de su guía, y sorprendiéndome de lo rápido que transcurre el tiempo; de ser un bebé a corretear por la casa sin darnos un segundo de respiro, de sus primeras palabras indescifrables, de sus rabietas, de sus besos, de sus risas, de sus penas, de sus lloros…En fin, exprimiendo al máximo el tiempo de estar con él, mientras sea pequeño.
También me he vuelto observador de otros padres,  cuando van con sus hijos, como los tratan, como les hablan, qué lenguaje utilizan con ellos. Y muchas veces se me cae el alma a los pies; malas palabras, amenazas, violencia. No entiendo, con lo poco cuesta tratarles con cariño y con respeto.

En mi caso, no seré un padre perfecto, pero el amor y el respeto que siento por mi hijo, no lo tengo por nadie. ¿Qué significa mi hijo para mí? Mi vida…” (Iván)

Padres involucrados y que criaran con apego era impensable hace unos años, pocos. Si miro mi propia infancia y la relación con mi padre, no voy a decir que estuvo ausente, pero no fue una relación cercana. Mi padre jugaba poco conmigo porque “era niñita” y no sabía cómo tratarme, según el mismo decía, pero sospecho que también porque no me conocía ya que todo nuestro quehacer quedaba en manos de mi mamá.

Mi papá se ocupaba de prepararnos el desayuno los fines de semana, y salíamos juntos de vez en cuando, siempre en vacaciones, sí compartíamos tiempo juntos pero algo había que ese tiempo no fue suficiente para compartir realmente.
Y para mí, la cosa era así. Todos los papás de mis amigos compartían un patrón similar, estaban presentas pero ausentes, no había un conocimiento o conexión emocional con ellos. Creo que era porque su involucrarse en la crianza no pasaba de hacer acto de presencia y de ocuparse de algunos regaños o castigos, cero guía, cero compañerismo.

Tampoco me criaron con apego, me hacían sentir querida, pero en mi casa sí había castigos, gritos y amenazas,  casi siempre de parte de papá
Y antes,  creo que los padres eran más ausentes, las familias eran más grande y muchos niños a los que cuidar. Mi madre habla de su padre como un señor extremadamente autoritario, nada involucrado en la crianza. Con él los niños no podían abrir la boca en la mesa o tener “modales poco adecuados”, bastaba una mirada para que temblaran...
 
Creo que el ser padre, también debiese de comenzar con la crianza que le damos a nuestros niños, en la casa con la familia de origen, debería ser  el lugar donde un hombre aprende a ser padre, al igual que las niñas aprendemos de los juegos “de niñas” con los muñecos y carritos de paseo, lo que después vamos reforzando cuando vemos a otras mujeres ser mamá.

Según Sergio Sinay en “Ser padres es cosa de hombres” los hombres tiene que aprender a ser padres y re aprender y reconvertirse en la propia experiencia de serlo, y en cada una de sus etapas, dado que no cuentan con un bagaje anterior sobre lo que es la paternidad.

“Cuando somos pequeños los varones no jugamos naturalmente con muñecas, no los alimentamos, no los abrigamos, no le es hacemos una casita. Se supone que no son juegos de niños, sino de nenas (…) Pero ¿Dónde  y cómo aprendemos los varones a ser padres?. (…)
Generalmente, a los hombres adultos que ejercemos la paternidad, en cualquiera de sus etapas, al no haber tenido de quien aprender, no tenemos como saber. De manera que la única y maravillosa oportunidad que tenemos de aprender es en el ejercicio de la paternidad, aprender con nuestros hijos (…)
Comienza en cualquiera de tus edades y circunstancias o las edades y circunstancias de tu hijo, justamente porque la paternidad no se juega solo una vez, porque no tiene fórmulas, porque es un viaje de ida. Con cada hijo nace un padre (…) Nos convertimos en padres. También re-aprendemos. También nos re-convertimos"

Creo, por eso, muy importante el criar a nuestros hijos e hijas de manera igualitaria, sin roles ni juguetes sexistas. Incentivando también a los niños a jugar a las muñecas, a la casita, a preparar la comida y a barrer. Involucrarlos activamente en las tareas del hogar, y no como una obligación sino por el placer de ver tu lugar limpio y ordenado. Al principio todo es un juego y podemos regalarles todo tipo de juguetes y no se van a sorprender; muñecas, muñecos, mochilas cargadoras de muñecos, escobas, cocinitas, etc.
Lo van a tomar de manera natural siempre y cuando en casa vean el ejemplo, un padre involucrado en la crianza y en las tareas del hogar.


Para mi hijo es tan natural todo esto, que tiene su propia muñeca, la “Pepi”, a la que él mismo ha intentado “darle tetita”, tiene su escoba con la que “me ayuda” a barrer y me ayuda de verdad cuando cocinamos, le encanta meter las manos en la masa y remover y mezclar.
Así en el futuro crearemos, porque estamos criando en el presente, hombre -padres interesados e involucrados en la crianza de sus hijos que a su vez, criarán con apego. M.R.

¿Cuál es el papel de un papá involucrado en la crianza?

“Papá tiene un rol de protector en los primeros años de vida. Debe sostener y apoyar a mamá, especialmente en los dos primeros años (el puerperio), para que esta pueda dedicarse y entregarse al bebé, que tanto lo necesita tanto física como emocionalmente.
Mamá recibirá muchas veces una especie de acción invasiva por parte del entorno, especialmente si decide dedicarse a la lactancia exclusiva y a la crianza respetuosa. Vecinos, amigos, familiares, desconocidos y hasta el mismo pediatra se colocan muchas veces en una posición de juicio y ataque. Condenando y tratando se sabotear las acciones instintivas, como por ejemplo la lactancia prolongada.
(...) Me gusta llamar a Papá el “Bastión emocional”(…)

Papá también deberá ayudar con los deberes del hogar en el puerperio, ¿Y por qué no? Después también.
Atenderá y dedicará tiempo exclusivo al niño, dando ratos de descanso a mamá. Esto último es importante para crear vínculo.
(...)
Un padre que cría con apego es “un hombre normal, que quizás disfrute del fútbol, del béisbol, de coleccionar cosas o de la buena música. Lo que nos diferencia de un hombre que no cría con apego, es que vemos la crianza y educación de los hijos como un asunto de pareja. No delegamos todo a mamá. Si trabajamos fuera de casa, al llegar nos dedicamos a nuestros hijos. Jugamos con ellos, les atendemos y les escuchamos con atención (…)
Tenemos derecho a tener malos días y malos ratos. Pero aprendemos a resolver los conflictos de forma amorosa, a través del dialogo y la empatía. Pues justamente esa es la forma en que queremos que nuestros hijos resuelvan los asuntos en sus respectivas vidas.
(…) Un papá que cría con apego está muy lejos de ser una figura autoritaria, que dicta órdenes para que se obedezcan sin cuestionarlas. Por lo que construye una sana autoestima en sus hijos.
(…) Como bien he dicho, una crianza respetuosa es la base sobre la que se construye el autoestima y se establecen los valores de vida y los mecanismos emocionales con que enfrentaremos la misma. Por lo tanto los beneficios ni siquiera tienen que describirse. Pues son la empatía, el amor propio, los buenos patrones de comunicación, y hasta la salud.
(…) Estoy totalmente convencido de que no se puede establecer una sociedad sana con los viejos patrones del autoritarismo. La única forma que hay de construir un mundo nuevo es establecer sus cimientos en el amor, el respeto y la tolerancia. Y esto solo lo lograrán un nacimiento humanizado, una crianza con apego y respeto y una nueva educación basada en la empatía, el amor y la conexión con nosotros mismos y nuestra verdadera esencia”


http://felicescriando.blogspot.com.es/2014/12/la-paternidad-con-apego.html?spref=tw

 

Si eres un padre interesado en una paternidad activa te interesará seguir el siguiente link el Programa de ”Chile Crece Contigo”.

 También te invitamos a leer la Guía para la paternidad activa.

Y para terminar… un chistecito muy real sobre la paternidad:

 
 

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