lunes, 29 de diciembre de 2014

Mamás al 100. Crianza de alta demanda

Como madre de un niño de alta demanda (AD), que fue un bebé AD “de libro”, puedo decir que esta ha sido la experiencia más intensa de mi vida, tanto en lo positivo como en lo negativo.  Una experiencia de la que aprendo cada día que me ha ayudado en mi crecimiento personal, aportando a mi autoconocimiento, mi autocontrol y sabiendo sacar de mi lo mejor; paciencia y amor a montones.


A partir de la manera de ser de mi hijo, he descubierto que también fui una niña de alta demanda, he aprendido a moderar mi carácter y mi impulsividad, a  trabajar mi paz – ciencia, a reconocer mi cuerpo como una máquina maravillosa que puede soportar todo y más, y a reconfirmar que mi pareja es el mejor padre y compañero que hemos podido tener.

La alta demanda hace referencia a una serie de características de muchos bebés, de las que no suelen hablarse y que hacen que el niño sea muy demandante de su madre.

El término fue definido por el Dr. William Sears, quien también acuñó el término crianza con apego, que al ser padre por cuarta vez vivió la experiencia de tener una niña extra demandante y comenzó a estudiar a otros bebé similares. Llegó a las siguientes características de estos pequeños:

- Son intensos en todo lo que hacen.
- Hiperactivos.
- Absorbentes.
- Maman frecuentemente.
- Son muy demandantes.
- Tienen frecuentes despertares.
- Suelen estar insatisfechos.
- Son impredecibles.
- Hipersensibles.
- Necesitan contacto físico día y noche.
- No se calman solos.
- Son altamente sensibles a la separación.

Demandan exclusivamente y en todo momento (sobre todo en los primeros meses) el contacto con su madre o quien haga de figura materna.

Debo confesar que el término "alta demanda" no me agrada del todo, pondría "alta expresión de necesidades" porque alta demanda da a pensar en que ellos demandan sin sentido, pero también debo confesar que llegar a esta información fue mi salvación.

En pleno puerperio, en plena revolución hormonal, cuando estaba desesperada con este bebé que no dormía más que mini siestas de 20 minutos, y luego dos horas pegado al pecho, en ciclos sin fin de día y de noche, que no soportaba pasar ni un segundo fuera de mis brazos, siempre atento, siempre expectante, cuando ya pensaba que el niño estaba enfermo o que yo era una madre inútil, llegué a esta definición.


Me tranquilizó saber que había más niños como el mío, que yo no era la única madre en mi situación y que algún día mi hijo cambiaría y yo podría volver a “ser persona” otra vez.

Tenía sentimientos encontrados de amar a mi bebé por sobre todo y todos  y no querer dejar que llorara ni un segundo, y de querer hacer que se volviera adentro de mí, hacer que mi vida fuera la de antes.

Nunca imaginé que mi maternidad sería así de demandada, con tantos sobresaltos emocionales y tanto cansancio físico. Nunca supuse que los bebés querrían estar todo (absolutamente todo) el día cargados. No tenía tiempo ni de comer sin él en brazos ni de ir al baño ni de ducharme ni de nada. Me pasé muchos días enteros en pijama sin ducharme y con el niño encima, me pasé muchos días enteros llorando de frustración, impotencia y cansancio.

El sueño es el aspecto más duro de sobrellevar ya no puedes descansar de manera cómoda al tener que portearlo ni puede lograr dormir profundamente. Dormitamos cada noche al lado de nuestros hijos, esperando el próximo despertar.

Como no contaba con amigos ni gente conocida, que hubiese pasado por algo similar ni con la pediatra, cuya solución era aplicar método Estivill  http://mamasalcien.blogspot.com.es/2014/11/dejarlo-llorar-no-es-la-solucion_19.html?m=1 (algo en mi me dijo que no), empecé a buscar información en la Web y conocí varias tribus, en todas ellas el consejo era la crianza con apego. Aprendí mucho leyendo y de la experiencia de los demás y supe que lo que ya venía haciendo, por instinto, tenía nombre.

Cuando hablamos en grupo con otras madres es común que la gente crea que la alta demanda no existe o que es una etiqueta dañina para identificar algo normal en los niños. Creo que ésta una opinión normal para una madre que tiene niños no AD. Si alguien me hubiese hablado de esto antes de ser yo madre, habría pensado lo mismo. Pero la gran diferencia (a mí parecer) es que estos niños absorben la energía física y emocional de todos los adultos de su alrededor. Yo he estado al borde del colapso físico y emocional y no porque haya pasado nada en mi vida, salvo tenerlo a él. Me he dormido sentada en el WC y caído del cansancio!!

Por favor, no digan que no, sí EXISTEN!!


Con respecto a las etiquetas, creo que toda característica o definición, mal utilizada o muy utilizada, puede convertirse en una etiqueta. De hecho la alta demanda es un característica, no una etiqueta. Ser rubia también es una característica, pero "la rubia" es la etiqueta para decir tonta ¿o no?. Pues entonces, depende de nosotros emplear bien los términos.

La mayoría de los bebés son demandantes sí (también hay de esos que apenas se mueven y duermen todo el día) la mayoría demandan brazos, teta y compañía de su mamá la mayor parte del día. Son bebés que piden lo que necesitan y cuando lo obtienen se quedan satisfechos.

“Los bebés de alta demanda son bebés  que demandan a todas horas y hagas lo que hagas nunca es suficiente. Nunca están conformes, que piden y piden sin parar y aun así siguen necesitando más.

Los bebés “normales” entendiendo por normales a la mayoría de bebes, son bebés que demandan mucho sobre todo los primeros meses y lo hacen llorando. Lloran si tienen hambre, si tienen frío, si tienen sueño, si no quieren estar solos, si están nerviosos, y en la mayoría de los casos cuando cubres esa necesidad por la que están llorando, se calman.

Los bebés de alta demanda no funcionan así. Un bebé de alta demanda llora a pesar de estar en brazos y de tener todas sus necesidades cubiertas. Son bebés con una capacidad cognitiva mayor que les hace estar todo el día alerta investigando su entorno y eso les produce mucho estrés. Un bebé de alta demanda tiene un sueño muy ligero y cuando consigues que se duerma, el más mínimo ruido le despertará. Un bebé de alta demanda en un lugar con mucha luz, mucha gente y con ruido se pondrá muy nervioso debido a su sensibilidad sensorial que hace que perciban más estímulos y de manera más intensa que el resto de bebés.  A un bebé de alta demanda no le puedes dejar nunca en posición horizontal, ni solo. Siempre quiere estar en tus brazos (no en los de otra persona), y cuando digo siempre es siempre, de día y de noche, las 24 horas al día. No puedes dejarlo ni para ir al baño, ni en brazos de papá. Si lo haces llorará”.

¿Es diferente, no?

Mamás y papás en esta situación, la única recomendación es aceptar a sus hijos tal y como son, cambiar las expectativas que tenían de la crianza, aceptar las nuevas condiciones, adaptar las rutinas para dar cabida al bebé y a sus necesidades. Darle todos los brazos, tetas, besos y amor que necesita y exige. Piensen que es un período corto hasta que empiece a ser más independiente (¿qué son 2 o 3 años en 80 años de vida?). El cansancio se soporta mejor cuando hay sintonía y buen humor en la pareja y en el entorno.

Y estos bebés, al crecer, se convierten en niños de alta demanda que son niños ocupados, muy nerviosos,  exhaustos, valientes, vigorosos, testarudos, impacientes, fuertes de voluntad, obstinados, poca tolerancia a la frustración, despiertos y desafiantes, esto al extremo (Dr. Sears)

Y sí, es lo que estoy viendo en mi hijo ahora que tiene 20 meses y que se da a entender muy fácilmente. Él es así y yo fui así y lo sigo siendo. Me cuesta mucho quedarme tranquila sin hacer nada, siempre estoy pensando en lo que quiero hacer, organizándome mentalmente, adelantándome. Me cuesta tolerar la lentitud, la espera y las frustraciones. Era una niña de altas capacidades (de lo que hablaremos más adelante) soy inteligente y muy crítica. En definitiva, creo ser un adulto de alta demanda.

Es un desafío para los padres  adaptarse o “cogerle el truquillo” al niño en cada etapa o cambio que vaya sucediendo. Y en mí he visto un cambio, si bien sigo agotada físicamente, me levanto y me acuesto cansada (aunque mi cuerpo ya se acostumbró) es que ya no estoy agotada mentalmente, al menos no todos y todo el día. Eso ayuda a percibir las situaciones como abordables y abordarlas de la mejor manera.

Por ejemplo, no es que Damián ya no haga berrinches si no le doy algo que no puedo o puede, si no que el berrinche dura 1 minuto porque ya sé qué hacer con él, qué funciona (por el momento, al menos) eso ayuda a que yo esté mejor de la cabeza, que él esté más feliz, y así un círculo virtuoso que hace que la percepción de alta demanda  haya disminuido.

De hecho, a veces pienso que si bien mi hijo fue un bebé de alta demanda evidente, poco a poco ha dejado de serlo aunque sigue despertando muchas veces, hace rabietas cuando no se le da lo que pide y exige a su manera todo lo que quiere, también  es un niño simpático, divertido y cariñoso. Muy movido eso sí, que no está nunca quieto y hay que tenerle entretenido en cada momento.

Leyendo y compartiendo con un grupo de mamás alto demandadas he llegado a concluir que la alta demanda no se termina, pero puede apaciguarse por períodos en que el niños se siente bien atendido y bien entendido, así que sí tiene que ver con los modos de crianza que tengamos y el respeto con que le tratemos.

Ya no me queda ninguna duda que la crianza con apego trae frutos maravillosos, que con nuestra manera de tratarle hemos hecho de él un niño seguro y feliz. El hecho de que ya no le vea como AD, es porque hemos aceptado su manera de ser y hemos sabido hacer los arreglos en nuestros sistema familiar y en nuestras rutinas para darle el espacio y la atención que necesita y así hemos normalizado su manera de ser. De todos modos, creo que porque sea tan delicioso vale la pena todo lo demás.

MR


viernes, 26 de diciembre de 2014

Ya somos tres. Relación de pareja y puntos de tensión.


Cuando una pareja se plantea pasar de ser a dos a tres, lo hace con el amor que entre ellos se dedican y deseando desbordar ese amor a otro ser.
 
Algo esencial es que la pareja entienda la ma-paternidad como una opción libre, de un amor entregado, tanto hacia el compañero como hacia el niño/a que vendrá, ante el cual tendrán que asumir la mayor responsabilidad, ya que si bien nosotros hemos escogido ser padres, él o ella no ha escogido ser nuestro hijo. Tenemos que ganarnos su aceptación y amor!
 
Cuando pasamos de ser pareja a ser madres y padres, todos sabemos que “todo cambiará” en nuestras vidas. Pero muchas veces no tenemos claro, en qué cambia realmente y cómo cambia, no nos cuestionamos que también se afecta nuestra relación de pareja.
 
La manera de estar junta de la pareja se modifica, implicando una serie de cambios a nivel relacional, emocional, organizativo y sexual.
 
Durante el embarazo, las hormonas van ayudando a la mujer a enamorarse de ese bebé y a que su instinto de madre vaya aflorando, es decir, vamos aprehendiendo y aceptando que seremos madres, para que el paso de mujer – pareja a madre no sea tan difícil de sobrellevar.
 
Un hombre no pasa por esos cambios hormonales y esas experiencias emocionales tan fuertemente como la mujer ni durante el embarazo ni cuando se convierte en padre.
 
 
Para un hombre, entonces es necesario implicarse activamente, y desear hacerlo, en su rol de padre. De este modo, comenzará a buscar información sobre la gestación y la paternidad, de la mano de su compañera, y a rodearse de otros padres con quienes compartir sus dudas e inquietudes sobre el futuro que le espera. Esta actitud ayudará a que la brecha entre ma y paternidad se vaya estrechando y la relación de pareja se mantenga unida.
 
Para ello, también sería aconsejable que ambos miembros de la pareja, aprovecharan el tiempo de espera del bebé para, además de prepararse materialmente para el recibimiento del hij@, se informen sobre la implicancia de la paternidad y cómo podría influir la llegada del hijo en su relación. También para conversar sobre  temas sensibles a la nueva vida de la familia y de la crianza, como por ejemplo informarse cómo son los bebés reales, cuál es la visión que tiene cada uno, y como pareja, de la lactancia, el puerperio, el porteo, el colecho, los llantos, la vida sexual, los límites a la familia extensa, etc. Esto con el fin de prepararse y saber qué es lo que podría ocurrirles, para evitar malos entendidos o “sorpresas” a posteriori.
 
 
Algunos puntos de tensión en la pareja, que podrían volverse difíciles de tratar, si no tenían claro lo que podría ocurrir son el bebé real (vs el bebé soñado),el puerperio, el rol del padre y la vida sexual.
 
 
El bebé real.
 

 
 
Una vez que el embarazo termina, ambos padres contemplan a su hij@ en la realidad, donde los sueños y fantasías previas se confrontan con el bebé real  y poco a poco tendrán que elaborarlas para llegar a la aceptación total del hijo, necesaria para poder criarle con el amor y el respeto que necesita, para crecer sano física y emocionalmente.
 
Este punto, puede ser vivido de manera complicada por la pareja, y crear tensión entre ambos, cuando el bebé real no se parece al bebé soñado. Esto ocurrirá cuando los padres no estaban informados sobre cómo actúan los bebés y tenían la falsa idea de que su recién nacido estaría en el grupo de niños muy  tranquilos que comen y duermen y dejan tiempo a los padres para seguir con sus tareas cotidianas o cuando los padres pensaban que al incluir un bebé en sus vidas no necesitarían realizar grandes cambios en su rutina.
 

 
El puerperio.
 
“Vamos a considerar el puerperio como el período transitado entre el nacimiento del bebé y los dos primeros años, aunque emocionalmente haya una progresión evidente entre el caos de los primeros días, en medio de un llanto desesperado, y la capacidad de salir al mundo con un bebé a cuestas” (El puerperio - Laura Guttman)
 
 
En este período la madre entra en un universo totalmente enfocado a su hijo, acompañado de un torrente de cambios hormonales y un cambio de carácter, que hacen que esté más sensible a cualquier crítica o a otra mirada respecto a su hijo y a su maternidad. Además que esta etapa se acompaña de largas horas de lactancia materna (cuando se opta por ella) y noches sin dormir, además de la natural ansiedad por confirmar si está actuando como “una buena madre”.
 
Si el padre no es consciente de estos cambios podrá sentir que su compañera se centra demasiado en el bebé y olvida su rol de pareja.
 
 
 
El rol del padre.
 
El rol del padre ahora debería redoblar, o triplicar, su cuota de amor y comprensión hacia la madre que está viviendo un período de enamoramiento absoluto por su hijo. Muchos padres se vuelven inconscientemente celosos y no comprenden el hecho de haber pasado a otro plano en la vida de su compañera.
 

En este período el padre debería funcionar como un compañero interesado en ayudar en la díada madre – hijo en todos los aspectos cotidianos de la crianza. El bebé sólo necesita a su mamá para sobrevivir, al papá lo llamará más delante.

La mujer necesita que las cosas sigan funcionando más o menos adecuadamente en su hogar, para establecer un orden en su caos mental. Como ella no tiene tiempo (ni ganas) de dedicarse a otras cosas que no sean el hijo, el papá será el llamado ,al menos en un primer tiempo, a hacerse cargo del funcionamiento del hogar; orden, limpieza, comida, etc.

También tendrá el hermoso rol de ser sostén emocional para su pareja, depositario de sus preocupaciones e inseguridades. Para ello, es necesario que se muestre empático, seguro y empuje y apoye a su pareja en todas sus decisiones.

 
El Sexo.

“Sabemos que el cuerpo tarda en reacomodarse después del embarazo y el parto, pero suponemos que pronto todo volverá a ser como antes.  La mayor sorpresa irrumpe cuando el deseo sexual no aparece como estábamos acostumbradas. Nos sentimos culpables, sobre todo cuando el obstetra nos da el “permiso” para reanudar las relaciones sexuales” (Sexualidad y maternidad reciente – Laura Gutman)


Al convertirnos en madres, el deseo se va de vacaciones en la mayoría de las mujeres, de vacaciones sí, porque vuelve pero poco a poco y muy lentamente.

Nos sentimos culpables de no poder satisfacer el interés sexual de nuestra pareja. Sin embargo, nuestro cuerpo no responde, ya que la libido está totalmente desplazada hacia nuestros pechos, donde se está desarrollando una actividad sexual constante, a través de la lactancia.

También influye que estamos más cansadas y que nuestra necesidad de afecto ha cambiado.

Es una buena oportunidad para nosotras y ellos, como pareja, de comenzar a explorar el lado más femenino de la sexualidad; más sensual, donde no se necesita penetración, pero sí una enorme cantidad de miradas, roces, caricias, besos y abrazos. También para nosotras para darnos el espacio de conocer nuestra propia sexualidad. 

“Por eso es imprescindible que feminicemos la sexualidad, varones y mujeres, durante el período de la fusión emocional entre la madre y el niño, es decir alrededor de los dos primeros años. Esto nos permite gozar, y al mismo tiempo explorar capacidades de comunicación y afecto que en otras circunstancias no hubiéramos desarrollado. El sexo puede ser mucho más pleno, más tierno y completo si nos damos cuenta que llegó la hora de descubrir el universo femenino, la redondez de los cuerpos y la sensibilidad pura.” (Sexualidad y maternidad reciente – Laura Gutman)

  
 

Teniendo en cuenta todo lo anterior, podemos ver que la relación de pareja cambia porque los afectos se transforman y sobre todo se transforma la rutina y la organización de la vida. Se acabaron los días tranquilos en pareja, los planes anticipados, ver una película seguida, dormir del tirón, conversar solos, etc.

Con información, organización, voluntad y amor, podemos hacer que todos los puntos de tensión, normales ,que la llegada del nuevo miembro trae consigo, pasen de buena manera y que vayamos acomodando nuestra relación de pareja, dentro de la vida familiar.

Para ello, es recomendable, que una vez el bebé deje de ser tan demandante de la mamá y acepte quedarse a cargo de otras personas de confianza, los padres puedan retomar su espacio, en solitario, y salir de vez en cuando a distraerse; una escapada al cine, una salida a pasear tomados de la mano, una cena romántica, etc.

lunes, 22 de diciembre de 2014

Tetitas lecheras también en público

 
"Yo tengo la idea de que las recién paridas están como iluminadas por dentro y los niños se duermen horas y horas sobre ellas, oyendo ese arroyo de leche tibia que les va llenando los pechos pare que ellos mamen, para que ellos jueguen hasta que no quieran más, hasta que retiren la cabeza: "otro poquito más, niño..." y se les llene la cara y el pecho de gotas blancas".

Yerma - Federico García Lorca.

 
Parece que no todo el mundo tiene la misma idea que Federico García Lorca, o al menos no si a dar de mamar en público se refiere.
Es sorprendente, absurdo, inadmisible y contraproducente cómo en muchos lugares la lactancia en público está directamente prohibida o “no aconsejada”.

Así muchas madres se han visto en una situación como la de la foto a pesar de estar “iluminadas por dentro” y a que cualquiera estará de acuerdo en que comer en un baño, por muy limpio que esté, es denigrante para el niño y su mamá.

 


Es muy preocupante como existen países y lugares en los que les está prohibido a las madres amamantar a sus hijos en público, en el estado de Texas - EEUU pueden arrestarte por dar de mamar en público!

También estamos restringidos en la Web (donde circula de todo) pero hay sitios, como facebook mismo, hasta hace muy poco,  donde no están permitidas las fotos de niños mamando y donde se han eliminado grupos de madres pro lactancia, como “Mamá por Bulerías”.

Y es muy común encontrar noticia en que aparecen casos de este tipo, por citar algunos pocos actuales:

Obligan a una madre a taparse para amamantar a su bebé en un hotel”
http://www.diariovasco.com/sociedad/201412/04/obligan-madre-taparse-para-20141204112330.html
 
Impiden a madre amamantar a su bebé en un restaurante de EEUU”

 
“Primark expulsa a una madre por amamantar a su hijo”


 “Mujer denuncia que le prohibieron amamantar a su hijo en restaurant”


 “Echan a una mujer de un Mercadona por amamantar a su hija


 y un larguísimo etc…

 
Si todos concibiéramos el cuerpo humano como la maravilla que es,  de la cual no tenemos que avergonzarnos  ni por su estética ni por sus funciones, seguro no escribiríamos esto.

Si todos concibiéramos los pechos como lo que son,  órganos blancos de los que estamos dotadas las mamíferas para alimentar el cuerpo y el alma de nuestros cachorros, pechos que cuelgan, son externos y se ven, no existiría este escrito.

Si todos aceptáramos que la lactancia es un acto natural, normal, primitivo que como todos los  grandes primates lo aprendemos , igual que nuestros ancestros,  de forma vicaria (es decir que se enseña y se aprende también viendo  hacerlo a  otras madres), que así se ha trasmitido y ha permanecido, que así se le pierde el miedo  y se le conceptualiza como algo natural y fácil (que es lo que es) para que cuando nos llegue el momento seamos capaces de dominar la técnica, no sería necesario este post.

Si todos supiéramos que OMS (Organización Mundial de la Salud) y la UNICEF  recomiendan dar de mamar a nuestros hijos como mínimo dos años y con exclusividad los seis primeros meses, y estuviéramos en sintonía con las necesidades biológicas y emocionales de nuestros niños, creo que este post estaría demás.

Si todos entendiéramos, respetáramos y apoyáramos los derechos humanos, los derechos del niño y de la madre, no sería necesario esto.

 Pero como nada de lo anterior es evidente, y algunos siguen pensando que la lactancia es obscena, morbosa o pornográfica, es necesario remover conciencias y exigir que se norme mundialmente, al respecto, para  evitar situaciones en que las madres sean rechazadas y se vean obligadas a amamantar a sus hijos en espacios poco adecuados para ello, como lo es el baño de un restaurante.

 Recordemos que desde la Asociación Española de Pediatría se promueve las siguientes premisas:

“Durante el tiempo de lactancia, la madre puede y debe hacer una vida normal con su bebé, lo que incluye frecuentar lugares públicos: medios de transporte, piscinas, restaurantes, museos, centros comerciales, etc. La lactancia no funciona con horarios preestablecidos, por lo que es habitual que el bebé tenga necesidad de lactar en alguno de esos lugares y es responsabilidad de toda la sociedad permitir que pueda hacerlo con libertad.”

En nuestra cultura el pecho tiene sobre todo una connotación sexual. Pero en la mayoría de las culturas, es considerado en términos de su función primordial: es el órgano de producción de la leche para alimentar a los niños. Lactar en público no debe ser visto como algo obsceno ni sexual, ni algo que deba ser escondido o restringido. Esta actitud representa un obstáculo para continuar con la lactancia y desanima a las futuras madres que pueden ver modificada su decisión de alimentar al pecho a su bebé por las dificultades sociales que esto conlleva”

Todos los niños, con independencia de su edad, tienen derecho a ser amamantados cada vez que lo precisen, y sus madres el derecho de poder hacerlo en cualquier momento y lugar. Hay que lograr un cambio de actitud en la sociedad para que todos seamos capaces de entender que amamantar forma parte de la naturaleza humana, de nuestra cultura; para que la imagen de una madre dando el pecho sea algo tan cotidiano que a nadie escandalice. Sería deseable que al igual que en otros países, se arbitren las medidas necesarias (educativas y legislativas) para que tanto las madres como sus hijos puedan ejercer ese derecho en el modo y lugar que necesiten (4). Con ello, no sólo beneficiaremos a los niños y las madres sino a toda la sociedad”
 
Lo que no entiendo es qué puede pasar por la cabeza de aquellos que hace que el hecho de ver a una mujer amamantando, les moleste. ¿Es puritanismo? ¿Mojigatería? Las madres lactantes no somos obscenas ni pornográficas. La pornografía, obscenidad y malicia sólo está en la cabeza de aquellos a quienes les molesta la lactancia y que la puedan concebir como un acto sexual.

Por otro lado, ¿No hay caso una doble moral, o una moral mal entendida, en nuestra sociedades con respecto al cuerpo femenino?

Por un lado, existe todo un movimiento del culto al cuerpo de la mujer, la publicidades y los estándares femeninos valorados nos muestran frecuentemente mujeres semi desnudas, o desnudas directamente en spots publicitarios sensuales, o altamente sexuales, para promover una serie de productos, y pocos se escandalizan. 

Pero por otro lado, si ven amamantar una mujer a su hijo, a algunos (pocos, quiero creer) les parece poco moral u obsceno. Y en vez de censurar a quien se le pasan dichas ideas obscenas por la cabeza, censuran a los madres y a los niños!



 
Para dar un espacio a las madres lactantes, algunos lugares públicos han optado por crear salas de lactancia. La verdad, creemos que son un parche que no soluciona la realidad en la que vivimos, además de ser un parche de doble filo que puede volverse en contra de la mujer y el niño. Pueden ser una excelente solución para madres que se avergüenzan, o temen ser mal miradas, cuando lactan pero se pueden utilizar como excusa para obligar a las madres que no las deseamos a utilizarlas.

Personalmente, si bien siempre he sacado la teta donde sea necesario, cuando mi hijo era pequeño, prefería las salas de lactancia ya que suelen ser un espacio bastante cómodo, íntimo y tranquilo, ya que mi niño se pasaba mucho rato mamando. Cuando la lactancia dejó de ser exclusiva y empezó a mamar “a saltos” ya no las uso, porque a veces he tardado más en llegar al lugar que lo que hemos estado utilizándolo.

“Las salas de lactancia se pensaron para proporcionar a las madres lactantes la opción de disponer de un espacio apartado, íntimo y cómodo para amamantar a su hijo, pero su uso no se ha de entender como algo obligatorio. El objetivo principal de estas salas no debe ser ocultar a las madres que dan el pecho, sino ayudarlas. Algunas salas de lactancia comparten el mismo espacio con el cambiador de bebés o el cuarto de baño, lo que puede resultar incómodo para las madres y poco saludable para los niños. Por otro lado, muchos locales públicos no disponen de estos espacios, por lo que la madre se puede ver obligada a elegir entre el llanto de su bebé, el conflicto con los responsables del local o renunciar a la vida en público durante el período de lactancia (período que puede durar varios años)”. (Asociación Española de Pediatría)

Insistimos en que hay que tener en cuenta que la lactancia es un acto natural y que, por tanto, no deberíamos escondernos o tener que recorrer todo el centro comercial para encontrar dicho espacio. ¿Acaso nos escondemos para comer un bocadillo, un helado o lo que sea? No! Nos lo vamos comiendo mientras andamos porque nos parece natural. Debería ser así de  natural ver a un niño mamando.

 
Y aquí pasamos a otra incongruencia humana. Algunos horrorizados porque la madre dé de mamar en público o porque el niño “es mayor” para hacerlo, siendo la leche materna su alimento natural, especialmente diseñado para bebés y niños humanos (recordamos que nos lo recomiendan después de los 2 años hasta que madre y niño deseen). Y esa madre debe aguantar miradas, críticas e invitaciones a retirarse.

Sin embargo, pocos hacen o dicen algo si ven a un niño pequeño comiendo dulces, helados, patatas fritas, gaseosas, etc. Etc., indudablemente dañinas para su salud. A esa madre, no se le dice nada. Incluso puede parecer simpático un bebé comiendo chocolate o tomando Coca Cola.
  

De las críticas no nos salvamos ni las madres lactantes comunes ni tampoco las famosas. Bullado ha sido el caso de la actriz Alyssa Milano quien publicó una “brelsfie” (selfie dando de mamar a su bebé Elizabella) en su perfil de una red social, con el comentario Ah, the joy of suckling!” (Ah, la alegría de la succión! ) por lo que fue blanco comentarios mal intencionados y críticas.


Ante ellos ella aludió a la doble moral de la que hablamos, refiriéndose al desnudo integral, que había realizado recientemente, la modelo Kim Kardashian para la revista Paper Magazine.


Creemos que para cambiar esta errada visión, y sus consecuencias, es necesario que nosotras como madres comencemos a exigir que nuestros derechos y los de nuestros lactantes se respeten.

Es nuestro deber de mujeres y madres el actuar en conciencia para normalizar el amamantamiento público, tanto con nuestra actitud en la calle; sin vergüenza ni miedo demos de mamar a nuestros hijos, donde sea!

Plantemos cara a quien nos mire feo o nos diga alguna tontería fuera de lugar, no nos callemos ante este tipo de actos, recordemos que estamos también educando con el ejemplo. No significa ser agresivas, pero sí directas y seguras de lo que defendemos.

Al respecto recuerdo a Lina, una madre de uno de mis grupos de crianza respetuosa, que nos comentaba lo siguiente:
 

“Aunque no lo crean, un día en el patio de comidas de un centro comercial una señora toda pudorosa se me acercó melosa agarró un pañal de tela, que tenía en la mesa, y  tapó mi seno y a mi hijo. Yo ni la conocía, me quede histérica botando chispas. Cuando llegó su comida me levanté y la tapé a ella y le dije “ahora intente comer”, se quería meter debajo de la mesa de la vergüenza”  (http://espanol.babycenter.com/thread/990501/esta-manta-de-lactancia-si-q-me-gusto?startIndex=0#ixzz3Lg2eKeGM)

Podemos también agruparnos y hacer uso de la magia de las redes sociales, lo que ya se ha hecho muchísimas veces con frutos. Facebook cambió su normativa sobre las fotos mamando debido a la presión de los usuarios. También que en más de alguna ocasión una madre desconocida y corriente haya logrado movilizar al resto de mamás internautas.

Por ejemplo, en Agosto de 2013  un solo tuit fue suficiente para Carmen Vega, para que  un enorme grupo de madres se movilizara y protestara con una gran tetada en la entrada del centro comercial que la había mal tratado.

“El otro día me echaron de PRIMARK VALLADOLID por dar el pecho a mi hijo, diciéndome que podía incomodar a otros clientes. Vergonzoso.— Carmen Vega (@KrmenssitaVega)”

También se han creado grupos pro lactancia en las redes sociales que están luchando por normalizarla y vivirla de manera natural. Un ejemplo es el Movimiento Amamanta que presenta su video “No pedimos permiso. Es nuestro derecho” creado por la necesidad de normalizar la lactancia en público vistos los acontecimientos discriminatorios hacia varias madres en pleno siglo XXI…”





En mi caso particular, no he vivido nunca una situación de hostigamiento hacia la lactancia ni invitación a marcharme cuando lacto a mi hijo en lugares públicos (fuera de alguna que otra mirada fea o algún comentario desatinado). Preciso que vivo en España, donde la lactancia materna, según compruebo, está bastante aceptada y normalizada.

Pero cada día hay casos de madres y niños humillados por tomar tetita en público, me da rabia y me da vergüenza con la ignorancia de la gente. Y creo que la única manera de “educarla” , es que nosotras mismas normalicemos el acto de dar de mamar. Para ello, como para todo, es necesario empoderarse, informarse y asegurarse de por qué uno lo hace. Donde sea y cuando sea.

lunes, 15 de diciembre de 2014

¡No te vayas Mamá! Apego y Angustia de separación


No te vayas mamá, no te alejes de
mí, adiós mamá,
pensaré mucho en ti, no te olvides
mamá, que aquí tienes tu hogar, sino
vuelves pronto iré, a buscarte donde
estés, no me importa donde vayas, te
encontraré.


 

Este es el estribillo de la canción de “Marco”, la serie, basada en el cuento “De los Apeninos a Los Andes” que sale en libro “Corazón” de Edmundo de Amicis (1886)

Creo que a mayoría conocemos la historia de este niño de trece años, que va desde Italia hasta Argentina en busca de su madre, que había emigrado a aquel país sudamericano dos años antes en busca de un mejor pasar económico para la familia.

Pienso que Marco y su madre habían establecido una relación de apego tal, que ni el tiempo ni un océano entre ellos ni su corta edad le impiden ir en su búsqueda.

¿Estaba Marco enmadrado?

 
Un niño que ha establecido un apego seguro con su mamá (o con la figura principal de cuidados)  va a reclamar con todo lo que su edad, y sus herramientas,  le permitan. Los más pequeñitos lloran, los mayores gritan, patalean (y cantan).

¿Por qué el niño reacciona así? Porque se siente incómodo, se siente mal, siente que le falta la parte de su vida que lo protege y lo cuida. Es la reacción normal de un niño seguro.

Desde el punto de vista emocional, el apego seguro surge cuando no se duda de que la otra persona estará ahí incondicionalmente, lo que facilita que aparezcan la empatía, la comunicación emocional y el amor entre estas dos personas.

Desde el punto de vista cognitivo, la propia existencia de una relación de apego, conlleva a la construcción de un modelo mental de dicha relación, generalmente madre – niño, es lo que se imagina y sabe el niño sobre su madre y la relación que tiene con ella, y viceversa.

Las conductas de apego comienzan en el mismo momento del nacimiento, son instintivas tanto para la madre como para el bebé . El niño llora porque en sus genes viene escrito que para asegurar su supervivencia tiene que llorar, así mamá lo cuidará, lo mimará, le prestará toda su atención y, sobre todo, lo protegerá de los posibles depredadores (no sabe que en su casa no hay depredadores).

Cuando mamá satisface constantemente  su necesidades de brazos, de mimos y de besos, el niño poco a poco, va adquiriendo seguridad porque sabe que puede confiar en su mamá y juntos irán estableciendo esta relación de apego.

La mamá reacciona también instintivamente protegiendo a sus hijos, porque está en sus genes de protección. Recordemos que no hacer caso a las llamadas de los hijos es una pauta social aprendida, y tan aprendida a veces que se confunde con “lo correcto”.

Si la madre sigue su instinto y responde a cada una de las llamadas de su hijo (y si ella no puede se preocupa de dejar a alguien que esté dispuesto a hacerlo tal como ella lo haría), el niño sabe que su mamá lo cuida y lo protege por sobre todas las cosas. El niño crece en confianza, aprende a confiar en su entorno y por ende, en sí mismo.

Hasta los tres años  los niños necesitan a mamá por montones y  mientras más segura es la relación que sienten con la madre, más conductas de protesta presentan cuando ella se va y más conductas de compensación cuando ella vuelve (quieren pasar todo el rato encima de ella), lo que algunas personas malinterpretan diciendo que el niño está mimado, enmadrado, malcriado, etc. No, este niño está creciendo sanamente.

A partir de esa edad, entre los 3 y los 5 años, el niño podrá comenzar a separarse de su mamá sin reclamar demasiado, porque tiene la seguridad de que ella sí va a volver y le compensará la atención no recibida antes. Aquí es al revés, mientras más seguro el apego del niño con su madre, menos reclamos tendrá.

El término angustia de separación y la teoría del apego, fueron acuñadas por el psiquiatra infantil Bowlby (1969). Este autor consideraba que la necesidad de vinculación del bebé con su madre es una necesidad primaria, tal como hemos venido diciendo.

Muy relacionado con el apego, vienen momentos, en que por los procesos madurativos del niño, puede sentir “angustia de separación”, se trata de un proceso psicológico que se da a partir de que los niños empiezan a gatear y en otros momentos en el que el bebé o el niño ve peligrar la relación con la figura de apego.

Se manifiesta en que los niños se tornan más sensibles a la presencia de extraños; le rechazan, les lloran, y se vuelven más demandantes de mamá. Esto ocurre suele ocurrir cuando van incorporando nuevas habilidades motrices que le permiten alejarse de su madre por lo que comienza a concebirla (o a su figura de apego) como una persona separada de él. Se manifiesta intermitentemente hasta los 3 años aproximadamente.

A los 7 – 9 meses, cuando comienzan a gatear, el bebé se “da cuenta” que mamá puede irse y no volver.

A los 12 meses, cuando comienzan a caminar.

A los 16-18 meses, con el inicio del periodo de auto afirmación. Se manifiesta a partir de la inseguridad que les produce el hecho de que la madre comience a corregir sus frecuentes berrinches y enfados.


La angustia de separación también puede presentarse en momentos puntuales como cuando la madre debe reincorporarse al trabajo, la llegada de un hermano, entrada al colegio, llegada de visitas a casa, o cualquier ocasión en que la madre está menos accesible.

 
Para ayudar a tu hijo a pasar estos momentos angustiantes de su vida, sin dañar el vínculo de apego establecido y manteniendo la seguridad en ti y en sí mismo, lo mejor es que estés sensible y atenta a sus necesidades y solicitudes, reaccionando rápido y coherentemente a sus demandas y manteniendo un contacto físico frecuente (besos, abrazos, porteo, etc.). En los momentos que no te sea posible estar con él (pero que estás en casa), puedes seguir manteniendo contacto a través de tu voz, hablándole, cantándole e intentando mantener contacto visual. Si el niño es mayor, puedes invitarle a ayudarte en lo que pueda para estar más cerca de ti, mientras realizas otras actividades.

 

“También hay algunos juegos que pueden ayudar a superar esta etapa:

CU CU: escondiendo tu cara con tus manos o con un pañuelo y aparecer.

NO ESTOY: El niño en su desarrollo alcanza la madurez necesaria para creer que si se tapa los ojos no lo podrán ver. Es importante que le sigas el juego y muy extrañada le preguntes "dónde está xxx?" y te sorprendas cuando aparezca.

Este juego ayuda al niño a superar la etapa de separación de mamá sin pánico, al ver desaparecer y aparecer la cara de mamá, especialmente adecuado para niños muy apegados a su figura materna.
Estas series de "escondidas" favorecen una progresiva separación entre el pequeño y la madre evitando el pánico por el cual pasan muchos niños.

¿DÓNDE ESTÁS? Cuando estás en casa puedes jugar a esconderte detrás de la puerta o de muebles mientras el niño te ve, luego le llamas para que acuda a buscarte. Este juego le dará confianza suficiente para afrontar tus partidas. Poco a poco será él el que se esconderá y tú tendrás que buscarle.

Siempre que te escondas, tu hijo tiene que ver dónde te has ocultado. Debes observar la reacción de tu hijo en cada uno de los juegos, ya que es importante que no se asuste; si ves que esto sucede, no te escondas, haz aparecer o desaparecer un títere, muñeco. Dale tiempo para que coja confianza”

 

En nuestros casos , como madres niños de alta demanda, nunca hemos vivido las etapas de angustia de separación, y si las hemos pasado no nos hemos dado cuenta. Esto no porque nuestros niños no muestren interés en estar con nosotras, o no lloren o no rabeen cuando nos vamos. Al revés, han sido tan demandantes de mamá, que no hemos logrado identificar (si la ha habido) un cambio de intensidad en sus demandas.

 
¿Cómo hemos actuado? Cambiando el chip y aceptando que nuestros hijos nos necesitan más que ninguna otra cosa o persona, adaptando nuestras vidas y nuestras rutinas y a dándole cabida a sus necesidades, solventándolas al momento y dándoles toda la mamá del mundo.

 
¿El resultado? En mi caso, un niño feliz que a sus 21 meses es mucho menos demandante, muy seguros de sí mismo, que se queda contento con su abuela mientras trabajo, muy sociable y muy pero muy simpático. No me queda ninguna duda que con nuestra manera de tratarle, hemos hecho de él un niño seguro y feliz.

 
Es verdad que el cansancio físico es alto, levantarse y acostarse cansada, pero es verdad también que el cuerpo se acostumbra a todo y que ya “no se nota” el cansancio.

 
El mejor consejo que te podemos dar, para fomentar el apego, para hacer frente a las crisis de angustia de separación o a las demandas naturales de nuestros niños (unos más otros menos) es estar ahí para ellos, darles todo el tiempo, brazos y mimos que pidan, y los que no te pidan también. Responder a sus necesidades lo antes posible, y hacerlos los primeros en tu lista de prioridades, todo lo demás puede esperar.

Para saber más sobre el Apego, te recomendamos el artículo “Apego, emoción y regulación emocional. Implicaciones para la salud”
http://pepsic.bvsalud.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0120-05342006000300004


Y puedes descargar de Carlos González, el siguiente artículo sobre Angustia de separación