A partir de la manera de ser de mi hijo, he descubierto que
también fui una niña de alta demanda, he aprendido a moderar mi carácter y mi
impulsividad, a trabajar mi paz –
ciencia, a reconocer mi cuerpo como una máquina maravillosa que puede soportar
todo y más, y a reconfirmar que mi pareja es el mejor padre y compañero que hemos
podido tener.
La alta demanda hace referencia a una serie de
características de muchos bebés, de las que no suelen hablarse y que hacen que
el niño sea muy demandante de su madre.
El término fue definido por el Dr. William Sears, quien
también acuñó el término crianza con apego, que al ser padre por cuarta vez
vivió la experiencia de tener una niña extra demandante y comenzó a estudiar a
otros bebé similares. Llegó a las siguientes características de estos pequeños:
- Son intensos en todo lo que hacen.
- Hiperactivos.
- Absorbentes.
- Maman frecuentemente.
- Son muy demandantes.
- Tienen frecuentes despertares.
- Suelen estar insatisfechos.
- Son impredecibles.
- Hipersensibles.
- Necesitan contacto físico día y noche.
- No se calman solos.
- Son altamente sensibles a la separación.
Demandan exclusivamente y en todo momento (sobre todo en los primeros meses) el contacto con su madre o quien haga de figura materna.
- Son intensos en todo lo que hacen.
- Hiperactivos.
- Absorbentes.
- Maman frecuentemente.
- Son muy demandantes.
- Tienen frecuentes despertares.
- Suelen estar insatisfechos.
- Son impredecibles.
- Hipersensibles.
- Necesitan contacto físico día y noche.
- No se calman solos.
- Son altamente sensibles a la separación.
Demandan exclusivamente y en todo momento (sobre todo en los primeros meses) el contacto con su madre o quien haga de figura materna.
Debo confesar que el término "alta demanda" no me
agrada del todo, pondría "alta expresión de necesidades" porque alta
demanda da a pensar en que ellos demandan sin sentido, pero también debo
confesar que llegar a esta información fue mi salvación.
En pleno puerperio, en plena revolución hormonal, cuando
estaba desesperada con este bebé que no dormía más que mini siestas de 20
minutos, y luego dos horas pegado al pecho, en ciclos sin fin de día y de
noche, que no soportaba pasar ni un segundo fuera de mis brazos, siempre
atento, siempre expectante, cuando ya pensaba que el niño estaba enfermo o que
yo era una madre inútil, llegué a esta definición.
Me tranquilizó saber que había más niños como el mío, que yo
no era la única madre en mi situación y que algún día mi hijo cambiaría y yo
podría volver a “ser persona” otra vez.
Tenía sentimientos encontrados de amar a mi bebé por sobre
todo y todos y no querer dejar que
llorara ni un segundo, y de querer hacer que se volviera adentro de mí, hacer
que mi vida fuera la de antes.
Nunca imaginé que mi maternidad sería así de demandada, con
tantos sobresaltos emocionales y tanto cansancio físico. Nunca supuse que los
bebés querrían estar todo (absolutamente todo) el día cargados. No tenía tiempo
ni de comer sin él en brazos ni de ir al baño ni de ducharme ni de nada. Me
pasé muchos días enteros en pijama sin ducharme y con el niño encima, me pasé
muchos días enteros llorando de frustración, impotencia y cansancio.
El sueño es el aspecto más duro de sobrellevar ya no puedes
descansar de manera cómoda al tener que portearlo ni puede lograr dormir
profundamente. Dormitamos cada noche al lado de nuestros hijos, esperando el
próximo despertar.
Como no contaba con amigos ni gente conocida, que hubiese pasado por algo similar ni con la pediatra, cuya solución era aplicar método Estivill http://mamasalcien.blogspot.com.es/2014/11/dejarlo-llorar-no-es-la-solucion_19.html?m=1 (algo en mi me dijo que no), empecé a buscar información en la Web y conocí varias tribus, en todas ellas el consejo era la crianza con apego. Aprendí mucho leyendo y de la experiencia de los demás y supe que lo que ya venía haciendo, por instinto, tenía nombre.
Como no contaba con amigos ni gente conocida, que hubiese pasado por algo similar ni con la pediatra, cuya solución era aplicar método Estivill http://mamasalcien.blogspot.com.es/2014/11/dejarlo-llorar-no-es-la-solucion_19.html?m=1 (algo en mi me dijo que no), empecé a buscar información en la Web y conocí varias tribus, en todas ellas el consejo era la crianza con apego. Aprendí mucho leyendo y de la experiencia de los demás y supe que lo que ya venía haciendo, por instinto, tenía nombre.
Cuando hablamos en grupo con otras madres es común que la
gente crea que la alta demanda no existe o que es una etiqueta dañina para
identificar algo normal en los niños. Creo que ésta una opinión normal para una
madre que tiene niños no AD. Si alguien me hubiese hablado de esto antes de ser
yo madre, habría pensado lo mismo. Pero la gran diferencia (a mí parecer) es
que estos niños absorben la energía física y emocional de todos los adultos de
su alrededor. Yo he estado al borde del colapso físico y emocional y no porque
haya pasado nada en mi vida, salvo tenerlo a él. Me he dormido sentada en el WC
y caído del cansancio!!
Por favor, no digan que no, sí EXISTEN!!
Con respecto a las etiquetas, creo que toda característica o
definición, mal utilizada o muy utilizada, puede convertirse en una etiqueta. De
hecho la alta demanda es un característica, no una etiqueta. Ser rubia también
es una característica, pero "la rubia" es la etiqueta para decir
tonta ¿o no?. Pues entonces, depende de nosotros emplear bien los términos.
La mayoría de los bebés son demandantes sí (también hay de esos que apenas se mueven y duermen todo el día) la mayoría demandan brazos, teta y compañía de su mamá la mayor parte del día. Son bebés que piden lo que necesitan y cuando lo obtienen se quedan satisfechos.
La mayoría de los bebés son demandantes sí (también hay de esos que apenas se mueven y duermen todo el día) la mayoría demandan brazos, teta y compañía de su mamá la mayor parte del día. Son bebés que piden lo que necesitan y cuando lo obtienen se quedan satisfechos.
“Los bebés de alta
demanda son bebés que demandan a todas
horas y hagas lo que hagas nunca es suficiente. Nunca están conformes, que
piden y piden sin parar y aun así siguen necesitando más.
Los bebés “normales”
entendiendo por normales a la mayoría de bebes, son bebés que demandan mucho
sobre todo los primeros meses y lo hacen llorando. Lloran si tienen hambre, si
tienen frío, si tienen sueño, si no quieren estar solos, si están nerviosos, y
en la mayoría de los casos cuando cubres esa necesidad por la que están llorando,
se calman.
Los bebés de alta
demanda no funcionan así. Un bebé de alta demanda llora a pesar de estar en
brazos y de tener todas sus necesidades cubiertas. Son bebés con una capacidad
cognitiva mayor que les hace estar todo el día alerta investigando su entorno y
eso les produce mucho estrés. Un bebé de alta demanda tiene un sueño muy ligero
y cuando consigues que se duerma, el más mínimo ruido le despertará. Un bebé de
alta demanda en un lugar con mucha luz, mucha gente y con ruido se pondrá muy
nervioso debido a su sensibilidad sensorial que hace que perciban más estímulos
y de manera más intensa que el resto de bebés. A un bebé de alta demanda no le puedes dejar
nunca en posición horizontal, ni solo. Siempre quiere estar en tus brazos (no
en los de otra persona), y cuando digo siempre es siempre, de día y de noche,
las 24 horas al día. No puedes dejarlo ni para ir al baño, ni en brazos de
papá. Si lo haces llorará”.
¿Es diferente, no?
¿Es diferente, no?
Mamás y papás en esta situación, la única recomendación es
aceptar a sus hijos tal y como son, cambiar las expectativas que tenían de la
crianza, aceptar las nuevas condiciones, adaptar las rutinas para dar cabida al
bebé y a sus necesidades. Darle todos los brazos, tetas, besos y amor que
necesita y exige. Piensen que es un período corto hasta que empiece a ser más
independiente (¿qué son 2 o 3 años en 80 años de vida?). El cansancio se
soporta mejor cuando hay sintonía y buen humor en la pareja y en el entorno.
Y estos bebés, al crecer, se convierten en niños de alta
demanda que son niños ocupados, muy nerviosos,
exhaustos, valientes, vigorosos, testarudos, impacientes, fuertes de
voluntad, obstinados, poca tolerancia a la frustración, despiertos y
desafiantes, esto al extremo (Dr. Sears)
Y sí, es lo que estoy viendo en mi hijo ahora que tiene 20
meses y que se da a entender muy fácilmente. Él es así y yo fui así y lo sigo
siendo. Me cuesta mucho quedarme tranquila sin hacer nada, siempre estoy
pensando en lo que quiero hacer, organizándome mentalmente, adelantándome. Me
cuesta tolerar la lentitud, la espera y las frustraciones. Era una niña de
altas capacidades (de lo que hablaremos más adelante) soy inteligente y muy
crítica. En definitiva, creo ser un adulto de alta demanda.
Es un desafío para los padres adaptarse o “cogerle el truquillo” al niño en
cada etapa o cambio que vaya sucediendo. Y en mí he visto un cambio, si bien
sigo agotada físicamente, me levanto y me acuesto cansada (aunque mi cuerpo ya
se acostumbró) es que ya no estoy agotada mentalmente, al menos no todos y todo
el día. Eso ayuda a percibir las situaciones como abordables y abordarlas de la
mejor manera.
Por ejemplo, no es que Damián ya no haga berrinches si no le
doy algo que no puedo o puede, si no que el berrinche dura 1 minuto porque ya
sé qué hacer con él, qué funciona (por el momento, al menos) eso ayuda a que yo
esté mejor de la cabeza, que él esté más feliz, y así un círculo virtuoso que
hace que la percepción de alta demanda haya disminuido.
De hecho, a veces
pienso que si bien mi hijo fue un bebé de alta demanda evidente, poco a poco ha
dejado de serlo aunque sigue despertando muchas veces, hace rabietas cuando no
se le da lo que pide y exige a su manera todo lo que quiere, también es un niño simpático, divertido y cariñoso.
Muy movido eso sí, que no está nunca quieto y hay que tenerle entretenido en
cada momento.
Leyendo y compartiendo con un grupo de mamás alto demandadas
he llegado a concluir que la alta demanda no se termina, pero puede apaciguarse
por períodos en que el niños se siente bien atendido y bien entendido, así que
sí tiene que ver con los modos de crianza que tengamos y el respeto con que le
tratemos.
Ya no me queda
ninguna duda que la crianza con apego trae frutos maravillosos, que con nuestra
manera de tratarle hemos hecho de él un niño seguro y feliz. El hecho de que ya
no le vea como AD, es porque hemos aceptado su manera de ser y hemos sabido
hacer los arreglos en nuestros sistema familiar y en nuestras rutinas para
darle el espacio y la atención que necesita y así hemos normalizado su manera
de ser. De todos modos, creo que porque sea tan delicioso vale la pena todo lo
demás.
MR
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