Suponemos que la mayoría de nosotras no contamos con ayuda para realizar las tareas domésticas en nuestros hogares.
Antes de tener a nuestro bebé, nos organizábamos perfectamente, solas o en pareja, para mantener la casa ordenada y limpia, la ropa limpia y doblada (en mi caso no planchamos), la comida preparada, etc.
Tal vez nunca te preguntaste cómo lo harías con la llegada del bebé, porque suponías que podrías hacerlo normalmente cuando el niño durmiera, aunque estuvieras un poquito más cansada y aunque que el trabajo fuera un poquito más; consciente de que la ropita de bebé se acumula a montones.
Los primeros tres meses, al
menos, siempre son difíciles en este tema tengas o no, como en nuestros casos,
un bebé de alta demanda.
Primero que todo, estás
totalmente revolucionada en tus hormonas. El puerperio es un período de
enamoramiento total de la madre al hijo y no quieres despegarte un minuto de su
lado. Aunque tuvieras mucho tiempo cuando él duerme. ¿Qué puede ser más urgente
y más maravilloso que contemplarle dormir?
Segundo, el primer tiempo es un
período de adaptación de la nueva familia, en que hay que tener en cuenta las necesidades
de todos los miembros, sobre todo del bebé quien sólo necesita a su mamá todo el tiempo, para estar
a gusto y feliz. Un período en que se van estableciendo, poco a poco (y por
ensayo y error) las nuevas rutinas que acomoden a todos; horarios de comidas,
de paseos, de siestas, de baño, etc. Y un período en que los miembros se están
conociendo mutuamente, ya que los padres también pasan a reconocerse en su
nuevo rol. Poco estamos, entonces, para pensar en limpiar la casa.
Tercero, si optas por dar el
pecho a tu hijo de manera exclusiva, sabrás que no existen horarios ni tiempo
para ello, con lo cual la lactancia materna es a demanda, es decir, a demanda: cuando
el bebé lo pida, sea cada media hora como cada 3, como si ya mamó hace 10
minutos o hace 2 horas, y por todo el tiempo que él/ella quiera estar engancho
a tu pecho. Como al principio los niños comen poquito y la lecha materna se
digiere muy rápido, lo más probable es que te pases todo el día sentada con la
teta afuera.
Cuarto, si tienes un bebé que
duerme poco, o a ratos cortos, lo más probable es que no tengas lo brazos
disponibles para otra cosa que no sea cargarle. Y si de noche también duerme
así, pues estarás muy cansada para estar realizando tareas domésticas en los
ratitos que el bebé duerme. Nuestro consejo: no hagas nada y duerme con
él/ella.
En nuestra experiencia, a ambas nos ocurrió lo mismo; todas las opciones anteriormente nombradas juntas. Con lo cual no teníamos ni un minuto de brazos libres. Y cuando los había, o aprovechábamos de dormir (o dormitar) un poco o de ir corriendo al baño o a ducharnos.
Porque, volvemos a decir, no
todos los niños comen y duermen largas siestas y son felices en sus cunas. Los
nuestros no dormían muy largo y era imposible que lo hicieran tranquilos si no
era en brazos y enganchados de la teta de mamá.
En este panorama, ¿Cómo está la
casa?. Pues si estás sola, tu pareja no coopera y no tienes ayuda externa,
o la respuesta es clara: hecha un
desastre.
Hay cierto nivel de desorden que
puede ser tolerado, porque es normal en un período de adaptación. Pero llega un
punto, en que el orden y la limpieza son necesarios, sobre todo si tiene más
niños que atender! Y para volver a tener “orden” en la vida, en la cabeza y en
las emociones.
Te aconsejamos, eso sí, que no te
vuelvas loca ya que no todo puede estar ordenado y reluciente en todo momento,
con un niño en casa eso no va a ser más así.
De todos modos hay algunas
cosillas que puedes hacer para mantener un mínimo de ordenado y limpio:
-
Conseguir una persona que pueda echarte un mano
en casa, si puedes pagarlo, sino algún familiar o amigo cercano que lo pueda
hacer, una vez por semana, recoger un poco, cocinar y congelar. Es por un
período corto, que no te de vergüenza solicitar ayuda, y no te preocupes por si
estas tareas se realizan de forma perfecta; disfruta de contar con ayuda en
casa. Y cuando tu bebé pueda pasar más tiempo solito, podrás hacer las cosas
como te gusta que se hagan.
-
Organizar tu rutina, junto a tu pareja. Para
ello, pueden hacer una lista de las tareas que deben hacer de forma diaria para
mantener la casa limpia y segura para el bebé.
-
Coloca tus tareas en un calendario que puedas
razonablemente cumplir cada semana, sabiendo que sólo contarás con cortos
períodos de tiempo, cada día, y que puedas variar según tu nivel de cansancio.
-
Haz una lista separada de tareas que te gustaría
hacer, pero que llevan más tiempo o esfuerzo, o bien que pueden esperar una
semana o dos si no las puedes hacer en ese momento.
-
Para cuando tu
bebé duerma, y si tienes energía, te pones a hacer las tareas que te has
propuesto (sé flexible, porque tal vez tengas que interrumpirlas a la mitad o
nada más empezadas). Coloca al bebé en su cuna y ármate de un intercomunicador
para escucharlo, lo que te tendrá más tranquila mientras no lo ves. También
puedes ponerlo en su cochecito de paseo y llevarlo contigo por la casa.
-
Si se trata de
un bebé no le gusta separarse de ti, hazte de un cargador ergonómico
donde llevar a tu hijo pegadito, mientras realizas tareas como recoger, poner
la lavadora, barrer. Estarías con ello satisfaciendo su necesidad
de contacto, calor, y movimiento y a la vez ejercitando tus
músculos y fortaleciendo tu espalda.
-
Si ves que tendrás siempre que hacer las cosas
con el bebé porteado, deja las tareas más complicadas y peligrosas, como
limpiar baño y cocinar, tender la ropa (colgada del balcón), planchar y cocinar
en manos de tu pareja.
-
Si se trata de un niño más grande, puedes
llevarlo contigo a la habitación donde te encuentres y tenerle ahí un “rincón”
con sus cosas, para que se entretenga mientras tú trabajas, y vas moderando su
estado de ánimo con tu voz; le hablas, le cantas, etc.
-
Si en un momento quiere que te sientes a
jugar o mostrarte algo, puedes tomar una pausa (de todas maneras no podría
continuar con el niño reclamando tu atención) y retomar más adelante. Comprenderá, si
juegas con él primero, que mamá necesita un ratito para trabajar.
A medida que los niños crecen,
incluso los más demandantes, comienzan a pasar más tiempo solitos. Cuando
empiezan a sentarse aguantan unos minutos entretenidos con sus juguetes, o
cuando empiezan a rodar, etc. Podrás
tener más tiempo para ti, para tu pareja y para la casa.
En mi caso personal, y como ya lo
he comentado antes, mi hijo fue alto demandante desde que nació. Realmente no
pude moverme de su lado los primeros tres meses de su vida, teniendo que
tenerlo en mis brazos o al pecho constantemente y teniendo que “dormir” semi
sentada con él encima. Luego comenzó a aceptar que lo posara en otras
superficies durante algunos pocos minutos, tiempo que aprovechaba para darme
unas “largas” duchas de agua caliente, no para limpiar.
¿Cómo me las arreglé para que la casa no se convirtiera en un chiquero?
Tengo la buena suerte de contar
con una madre que se fue a vivir con nosotros para poder hacerse cargo de la
casa, y después de que se fue, mi marido y yo nos organizamos dejando las tareas
que toman más tiempo para él. Esta organización la tenemos hasta hoy, ya que
nuestro cachorro sigue despertando muchísimas veces en la noches, y yo me voy a
la cama con él.
Él suele limpiar y ordenar “por
encima” la casa después de que nos hemos ido acostar el cachorro y yo, y yo
básicamente me ocupo de hacer la comida, sea durante su siesta, a saltos porque
en la siesta también se despierta. Pero lo que hago es cocinar mucho, cuando me
pongo, y congelar, luego vamos tirando del congelado. Para la cena comemos
bocadillos y ensalada, rápidos de hacer y que ensucian muy poco.
Los fines de semana, en que no
trabajamos, limpiamos un poco más en profundidad la casa.
Me ha tocado usar muchas veces el
cargador mientras limpiaba cuando era más pequeñito, ponía música y bailábamos,
mientras barría o fregaba el suelo. Incluso alguna vez, se durmió.
Después, cuando ya se mantenía
sentadito, lo ponía con su cosas a jugar en un rincón. Primero en el suelo,
luego tuvimos una sillita y mesa para él, donde le poníamos juguetes y su
colección de tapas y tapones, se entretenía abriendo, cerrando, metiendo,
sacando, etc. También con los elementos de la cocina: coladores, espátulas,
cucharas de palo, etc.
Cuando comenzó a caminar y a presentar
interés en lo que hacemos, le hemos comprado un escobita de su tamaño para que
“ayude”, o me ayuda a estirar las camas,
etc. A esta edad (20 meses) es muy fácil convertir en juego cualquier tarea y
entretenerlo mientras cree que te ayuda.
En definitiva, se puede
compaginar la casa y el bebé alta demanda, pero no debes obsesionarte con la
limpieza y el oren, porque claramente ya nada será como era.
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