martes, 11 de noviembre de 2014

Este bebé tiene algo diferente. Dos historias de post parto.


Cuando nació Damián y lo pusieron sobre mí, me sorprendió que no llorara y que tuviera sus ojos enormemente abiertos y mirándome fijamente. Su primera foto es así, con los ojos muy abiertos y profundos.
Había leído que la primera hora de vida del niño era crucial para fomentar el apego con la madre ya que estaba con todos sus sentidos puestos en el inicio de su vida extrauterina, que es un momento muy intenso de gran permeabilidad cerebral, en el que están dispuestos a aprehender todo lo que hay a su alrededor.

Pude parir en un hospital respetuoso, en el que inmediatamente me lo dieron y pudimos estar piel con piel muchísimo rato. En todo ese tiempo me sorprendió que no cerró sus ojos y se mantuvo despierto y mirándome a mí, a papá y todo a su alrededor, incluso cuando mamaba.

Pasó una hora y dos y tres y seguía así, pendiente, mirando, no se dormía, parecía que no quería perderse ni un segundo en esta nueva experiencia. Con su cabeza bien levantada, no se le caía!, como había visto a otros bebés. Se la sosteníamos por seguridad y para su comodidad, pero él la levantaba constantemente para mirar, para mirar, para mirar… “Este bebé tiene algo diferente”, pensamos con su papá. Todos nos decían lo “espabilado” que nació (y se quedó).

Las 48 horas que estuvimos en el hospital me abrieron los ojos a la realidad; tengo un bebé que duerme poco o nada, siempre en mis brazos y siempre enganchado al pecho. No me lo imaginaba así, pero así era. Para que pudieran hacerle los exámenes de rutina tuvieron que hacérselos tomando tetita, la única manera en que se mantuvo tranquilo. No podía separarse ni un centímetro de mi cuerpo porque lloraba, y mucho.

Por suerte papá nos acompañó todo el tiempo, pero Damián sólo me quería a mí (y así hasta los 6 meses aprox.) Su compañía constante fue mi mejor apoyo.

Apenas nació me preguntaron si quería lactancia materna y me enseñaron a pegarlo al pecho (y aún no se despega), me dijeron que a demanda era a demanda y no cada X tiempo, que el calostro lo llenaría, pero yo lo dudaba porque lloraba tanto y no se despegaba y no se quedaba tranquilo si no era encima mío, así que lo metí a mi cama y así comenzamos a colechar, desde nuestra primera noche juntos.

Cuando entraban las enfermeras se sorprendían de que siempre estuviera despierto o dormido pero mamando, bromeaban y le trataban de enseñar a chuparse sus manitos para que yo pudiera "descansar", pero ni caso.

Así es nuestro hijo, … siempre vigilante, siempre despierto. Y así comenzamos nuestra historia conjunta.
 
Al parecer, la vigilancia desde las primeras horas de vida es una característica inicial de los niños de alta demanda. Muchas madres coincidimos en este tema cuando lo conversamos. Y vaya que si!, al menos eso puedo afirmar yo con el nacimiento de Camila, es sorprendente como en distintos continentes vivimos experiencias tan similares con Mirra.

---------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Mi hija Camila también nació con los ojos bien abiertos, no lloró. Algo que siempre nos acordamos con su padre es que se miraba las manos y todo a su alrededor. Me gusta la palabra de Mirra, como “vigilante” a la expectativa de qué pasaría, de dónde estaba y de qué venía ahora.


Fueron 28 largas horas de parto. Cuando por fin nació lo único que yo quería era dormir, y como nació de madrugada, nos pasaron rápidamente a la habitación. Hasta ese momento no nos habíamos separado mas que para que la pesaran, y esas cosas de rutina.

Al llegar a la habitación yo me sentía agotadísima, nadie se podía quedar conmigo porque la habitación era compartida, asi que ahí estábamos ella y yo. Dormimos 4 horas seguidas que es lo que recuerdo, y me parece que eso sólo ocurriría un par de veces más adelante y nunca más hasta la fecha.


Los siguientes 3 días en el hospital no fueron lo que yo me esperaba, Camila no dormía por las noches, y si bien esto es normal porque tienen el horario cambiado, para una madre primeriza, que está amamantando y tiene que pasar estas noches en vela sola pueden llegar a ser desastrosas. Para complicar más la ecuación Camila nació en Francia, yo no manejaba bien el idioma y me era muy difícil pedirle ayuda a las enfermeras. Aaah y mi compañera de habitación tenía una bebé 2 días mayor que la mía y, les juro que, dormía toda la noche.

Para el día 3 yo estaba al borde del llanto en todo momento. Esta niña no era lo que yo me esperaba, no era lo que yo tenía en mente, no dormía las 18 horas que leí que hacía un recién nacido y quería pasar pegada, a cada momento, al pecho.

Algunas enfermeras me dieron consejos desatinados como que le diera fórmula porque el calostro no le llenaba (y lo hice), que probablemente tenía cólicos (y le dieron medicina), que le dejara un rato llorando en la cuna (no lo pude hacer, algo dentro de mí no me lo permitía, aunque quería), que le pusiera un chupete “artesanal” hecho de un biberón cualquiera relleno de papel (también lo hice porque no llevé chupetes al hospital), que la alimentara cada 3 horas (también lo hice por ignorancia, por lo cual creo que a veces mi hija en verdad tenía hambre, y yo no le daba, porque era lo que me habían aconsejado.
 
Y también hubo enfermeras que me apoyaron, y me hicieron ver la luz. Una de ellas, creo que al verme tan desesperada, me dijo que a lo mejor la bebé me necesitaba más cerca (ella “dormía” en una cunita al lado mío) y levantó las rejas de la cama del hospital y me dijo “duerme con ella". Para mí eso era impensable al inicio!!! Qué miedo! Voy aplastarla! Se va a mal acostumbrar! Y todos esos paradigmas que rondan alrededor del colecho!! Pero estaba desesperada, la tomé, la puse en mi pecho y así recuerdo haber podido descansar un poco más.

Qué rabia siento al no haber conocido el porteo en ese momento! Qué rabia al no haber sabido que el colecho era mi salvación desde el inicio! Qué rabia al no haber sabido que no tenía que seguir los consejos de ponerle horario al amamantamiento, porque es a demanda, cuando el bebé quiere, así haya sido media hora atrás!, Qué rabia no haberme informado más! Qué rabia no haber creído más en mí, en mis instintos y dejarme llevar por lo que otros me decían!

Por eso creo en la enorme importancia de empoderarse, de informarse de ser capaces de sentirnos seguras de hacer lo que nos dicta esa voz de bien adentro.

La información es como un chaleco anti “opinologos” y ese es el fin único de Mamás al 100.

No hay comentarios:

Publicar un comentario