lunes, 24 de noviembre de 2014

Pido a los dioses del Olimpo que tu sueño mejore.


 
Hoy me siento al borde del abismo y no es la primera vez. El cansancio me consume.
19 meses dormitando a ratos por las noches, a veces con el niño encima, muchas veces con la tetita en la boca, posiciones difíciles de mantener sin amanecer con dolores, y tratando de no moverme para no hacer ruido y romper su frágil sueño. Noches que se tornan peores (sí, es posible) cuando ha tenido un día ajetreado o está enfermito, como anoche.

Tiene muchos mocos y tos y sentí que volvíamos casi al comienzo de nuestra aventura: despertando cada 20 – 30 minutos y sólo redurmiéndose si me sentaba con él en la cama (supongo que estar acostado le dificultaba la respiración) con la tetita durante muuuuchos minutos. Así toda la noche.
Y hoy al trabajo! No me perdonan ni cinco minutos de ausencia si la enferma no soy yo, e ir al médico a llorarle cansancio no es viable, como no es una enfermedad (no hay papel para justificar) así que nada… a trabajar!

Y así llevamos estos hermosos (de verdad lo digo) meses juntos, pero agotadores espantosamente agotadores. Y a veces me pregunto cómo sigo viva?

Debo reconocer, y agradecer si cabe, que hemos tenido de tiempo en tiempo rachas buenas de sólo 3 despertares, y en esos momentos creo que va a empezar a cambiar y la ilusión se diluye a la quinta o sexta noche… volvemos a la realidad…
Sé que pasará, lo sé y lo anhelo con toda mi alma. Es lo único que me mata de la crianza de mi hijo y que se me hace muy difícil de llevar, el cansancio, la falta de sueño.

Nos afecta, aunque intento con todos mis recursos de que no sea así, en nuestra relación madre – hijo;  hay días que ando de mal humor, enrabiada, triste, llorona, y más de una vez él ha sido el depositario de mi energía negativa; un tironeo, un grito, dados demás, sin sentido y sin servir para nada (me sintiera más descansada, por último) y me siento culpable y lloro y siento que me caigo, que no puedo más. Pero recuerdo su sonrisa, sus besos, sus juegos, su amor y TODO vale la pena.
También debo agradecer a su padre, mi compañero, que me aguanta así, que me ama así, que me soporta así, que suele ser el depositario de toda mi mala vibra y mi frustración, pobre, te compadezco Iván, lo siento, y te amo más Iván, gracias. El mejor padre que he conocido, un gran amigo, mi compañero en esta aventura, que ayuda como puede aunque a veces me parezca insuficiente y sale la bruja (yo).

Agradezco a mi mamá, otra víctima recurrente de mi mal humor, de mi cansancio, de mi pesadez, de mi desespero. Ha estado presente desde el principio de mi maternidad y a veces no muy a su gusto con mis maneras de criar, pero ha modificado su mirada en cuestiones y ha llegado a comprender el por qué, me apoya en esta elección porque ve los frutos; un niño feliz, y sobre todo me ama, nos ama.
Es muy duro, no dormir, es casi una enfermedad que siento me ha llevado a ratos a la locura, una locura que hace que por minutos me arrepienta de haberme metido “en este lío”, que sienta que no lo quiero más (alguna vez sí lo he sentido y lo admito con el dolor de mi alma), y para enfadarme y maltratar a mi hijo (los tironeos y gritos también son maltrato). Por suerte, tengo la suficiente cordura para salir rápido de la locura y recular y pedir perdón, el problema es que todo esto me ocurre mucho más a menudo de lo que yo desearía.

Pido a los dioses del Olimpo que su sueño mejore pronto, necesito empezar a descansar más. A pesar de que realmente encuentro que soy fuerte y capaz de estar casi bien la mayor parte del tiempo, cuando estoy mal no estoy casi mal estoy muy mal y me siento desfallecer.
Pero recuerdo su sonrisa, sus besos, sus juegos, su amor y TODO vale la pena.
 
 


(MR)

1 comentario:

  1. Te entiendo tanto... Yo también pase por eso y es fatal... Pero hay un Dios todopoderoso, que TODO lo puede, ora, cuando te sientas desfallecer, ora, ora con fe, pidele a Jesús que te de fuerzas, ya que en su palabra dice "yo me fortalezco en tu debilidad" y que regule el sueño de tu bebé.
    Apoyate en Él, me despido diciendote que mi bebe ya no despierta en la noche por si solo, con suerte una vez y se duerme rápido.
    Un abrazo apretado. Ánimo!

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